Opinión

La opinión de Gabriel Forteza del Las Palmas-RCD Mallorca: Un partido inigualable

Mojica y Sandro, durante el partido.

Mojica y Sandro, durante el partido. / Efe

Con 0-2 en el marcador a falta de un cuarto de hora, cualquier seguidor mallorquinista debía estar celebrando la victoria, pero Las Palmas empató a dos, de penalti, a ocho minutos del final. Un empate que antes de empezar se hubiera firmado, se quedaba en poca cosa a tenor de cómo estaban las cosas minutos antes.

Pero en el minuto 87 llegó una jugada rocambolesca, como no podía ser de otra manera, entre el árbitro y el VAR. Una acción entre Mata y Muriqi acaba con tarjeta amarilla para el primero y roja directa para el segundo, a lo que el VAR añade libre directo a favor del Mallorca en el área pequeña.

Ahí, como si estuvieran ensayando cada día una acción del fútbol de otro tiempo, Mojica ha culminado la acción estableciendo con su gol la victoria del equipo bermellón. Es decir, que Muriqi, con su expulsión, ha provocado la victoria de su equipo que ha salido beneficiado tras la tarjeta roja quedándose con diez y, esta es otra, teniendo que jugar con un jugador menos durante los eternos diez minutos de tiempo añadido, otra exageración dentro del esperpento.

El arbitraje está fatal y ejemplos como este así lo confirman. Personalmente creo que la amarilla a Mata no tiene sentido y que a Muriqi se le castiga una ‘peineta’ igual que si fuera una patada por detrás. Asombroso.

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