Este Real Mallorca también sabe sufrir

Son Moix despidió al RCD Mallorca orgulloso de su equipo tras el 0-0 ante el Athletic. No fue una victoria ni se pudo alargar la racha de triunfos como local, pero los futbolistas de Jagoba Arrasate sintieron el calor y el apoyo de los casi 20.000 mallorquinistas que se dieron cita un lunes a las 21 horas. Y no es para menos. Aguantar setenta minutos con uno menos no es tarea fácil, y menos si delante hay una plantilla con potencial ofensivo como la de Ernesto Valverde. 

Y es que este Mallorca, que se ha convertido por méritos propios en uno de los equipos más difíciles de batir del campeonato (es el segundo que menos encaja tras el Atlético de Madrid con ocho goles en contra) se vistió este lunes de muro y cerró todos los pasillos al conjunto bilbaíno, que pese a sacar toda su artillería al campo, no encontró el camino hacia la victoria. 

Sí marcó, dos goles de hecho, pero ambos fueron correctamente anulados. El primero al salir el balón antes de anotar Nico Williams. Y el segundo por un fuera de juego de su hermano Iñaki. 

La expulsión de Samu alteró totalmente el plan de partido que Arrasate tenía en mente. De un choque de alternativas se pasó a defender el punto como fuese. Y en ese contexto, en un equipo que lleva en el ADN el papel de no ser protagonista del balón, se sintieron muy cómodos. 

Liderados por un Raíllo y un Valjent inconmensurables, los diez que había en el campo cambiaron el chip rápidamente para tirar las líneas unos metros atrás y cerrar cualquier pasillo interior. Tanto el cordobés como el eslovaco están rindiendo a un nivel excepcional esta temporada y el lunes no fue la excepción. Imperiales por alto, secaron tanto a Guruzeta como a Djaló, obligando en todo momento a los bilbaínos a tener que optar por el juego por bandas para intentar crear algo de peligro. 

Y ahí aparecieron Mojica y en especial Maffeo. El catalán, que se ha reencontrado con su mejor fútbol, se las tuvo todo el partido con Nico Williams, que no encontró la manera de crear peligro. El colombiano, por su parte, también tuvo trabajo con Iñaki, aunque por lo general tampoco dejó que pasara mucho por su banda. 

En el centro del campo, Mascarell y Morlanes sostuvieron al equipo, impidiendo circulaciones rápidas e intentando mantener la pelota en las pocas ocasiones en las que se pudo. Antonio, que entró por Darder en el descanso, ayudó a Maffeo a contener tanto a Nico como Yuri. Y Muriqi, solo arriba, peleó todos los balones y se desfondó intentando aguantar las jugadas para dar aire a sus compañeros. Solo se sumó un punto, pero este Mallorca demostró que sabe sufrir.

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