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La discrecionalidad del VAR

Melero López atiende al VAR, con Gio sentado en el suelo y RDT dirigéndose al colegiado Europa Press

Cada vez que interviene el VAR se encienden las alarmas. Una decisión arbitral dejó al Mallorca sin el premio de un triunfo en Vallecas al que se había hecho merecedor, por ocasiones y por saber competir en el segundo periodo después de un flojo inicio de partido.

Regaló mucho el once de Javier Aguirre en la primera media hora. El Rayo, sin hacer nada en especial, mandaba en el marcador ante un Mallorca flojo en defensa y poco intenso en la presión. Ni en la alta ni en la baja ni en la de mediocampo, en donde Sergi Darder además navegaba. Aun así, chutó más entre los tres palos el once bermellón, que encontró el empate en un remate de Muriqi revisado durante varios minutos por el VAR. Fue el primer aviso.

Mejoró bastante el Mallorca tras el descanso, con las ideas más claras en ataque gracias a la posición más adelantada de Darder, que aprovechó un milisegundo de lucidez para dejar a Antonio Sánchez solo ante el portero del Rayo. Con el 1-2 reapareció el espíritu conservador de Aguirre y el equipo se echó atrás a defender su renta.

Lo normal en un partido fuera de casa. Y más si es en Vallecas, en donde el Rayo aprieta y sabe cómo hacerlo. Forzaron la máquina y se hicieron con un premio inesperado.

Porque el Mallorca fue castigado por una decisión que no se entiende. El VAR avisó al colegiado al observar manos de Gio. Melero López acudió al televisor a ver la acción pero no vio punible el salto de RDT, que empujó al uruguayo y le desequilibró. La discrecionalidad del VAR en su máxima expresión.

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