Fútbol

El Real Mallorca es el invitado perfecto en la despedida del Camp Nou

El equipo de Aguirre pierde 3-0 ante el Barça, encajando el primer gol a los 49 segundos y en inferioridad desde el minuto 13 por expulsión de Amath

Muriqi pugna por el balón con Koundé y Gavi.

Muriqi pugna por el balón con Koundé y Gavi. / Efe

Ricard Cabot

Ricard Cabot

 Cuando a los 49 segundos encajas el primer gol y antes del primer cuarto de hora te quedas con diez, lo normal es perder, y de goleada si enfrente tienes al Barcelona campeón de Liga en un partido especial para todo el barcelonismo, en el día de la despedida de dos iconos, Sergio Busquets y Jordi Alba y, sobre todo, el adiós durante año y medio del Camp Nou, que se somete a un lavado de cara.

El partido podría haber finalizado antes del primer minuto, cuando el Ansu Fati aprovechó un error de concentración de Copete, superado por Gavi. Era el 1-0, con Gayà, la sorpresa en la alineación, en el terreno de juego. El central mallorquín ostenta el dudoso honor de que en los dos partidos que ha jugado como titular, con Luis García en el Bernabéu, y este domingo en el Camp Nou, el Mallorca ha encajado en el primer minuto de juego. Sin embargo, sería injusto acharcarle la responsabilidad, al menos en el partido ante los azulgrana. No lo debió ver así Javier Aguirre, que sacrificó a Gayá en el descanso cuando el mallorquín no tuvo ninguna responsabilidad en los goles, o como mucho, la misma que el resto de sus compañeros.

La puntilla al Mallorca ha llegado a los trece minutos cuando Amath, en qué estaría pensando, realizó una entrada brutal a la tibia derecha de Balde en una zona del campo en la que no había ningún peligro para los rojillos. El colegiado en primera instancia le ha mostrado la tarjeta amarilla pero, avisado desde la sala VOR, Figueroa Vázquez ha convertido la amarilla en una justa roja. Pone los pelos de punta ver cómo se tuerce el tobillo derecho del jugador barcelonista, que tuvo que abandonar el terreno de juego a peso entre dos jugadores.

Diez minutos después de que Amath dejara a su equipo en inferioridad, llegó el segundo, también obra de Ansu Fati, que vivió la tarde que hacía mucho tiempo esperaba. El 10 azulgrana no ha vuelto a ser el mismo desde que se sometiera a una operación tras otra. No ha encontrado su sitio y, entre los posibles traspasos para aligerar la hinchada nómina barcelonista, siempre aparece su nombre. Sus dos goles al Mallorca seguro que le sirven para aumentar su alicaída moral y al Barça para aumentar sus opciones de venderlo por una buena cantidad de dinero.

Lo mejor que le podía pasar al Mallorca es que pasaran los minutos sucediendo las menores cosas posibles. Y la verdad es que lo consiguió, aunque con un desgaste descomunal. Greif, sustituto de Rajkovic, impidió el tercero ante Lewandowski a la media hora, y también ante Ansu al filo del descanso.

A la titularidad de Gayà hay que unir el debut del canterano Quintanilla, que entró a cuatro minutos del final

En la segunda parte se entonó el Mallorca en el aspecto defensivo, no se sabe si porque el Barcelona bajó la intensidad o porque los de Aguirre dieron un paso adelante. A los nueve minutos de este segundo periodo Valjent salvó bajo los palos, con Greif batido. El Barça quería redondear el resultado, pero sin mucho convencimiento. No quería hacer sangre en un partido sentenciado y ante un rival que hacía rato que había levantado la bandera blanca en señal de rendición. Y si a todos los males se le añade la ausencia de Kang por sanción, sobra cualquier comentario. Y llegó el tercero, obra de Gavi, al enganchar un gran zurdazo que hizo inútil la estirada de Greif.

El público que llenó el Camp Nou, al grito unánime de campeones, campeones, ya solo esperaba el homenaje a Busquets y Jordi Alba. Y el primer tributo fue para el lateral, que se retiró a diez minutos del final entre lágrimas y con el aplauso de todo el estadio, puesto en pie, y de los jugadores del Mallorca. Se va posiblemente el mejor lateral izquierdo del Barcelona de las últimas décadas. Con el equipo de Xavi en busca del cuarto, sobre todo un Lewandowski que perseguía aumentar su ventaja en el premio Pichichi, llegó el cambio más esperado, el de Busquets, que se despidió uno a uno de sus compañeros entre los aplausos de los jugadores del Mallorca, rendidos ante un jugador excepcional y que ha marcado una época en el Barcelona y en el fútbol español.  

No hubo tiempo para más. Al final, todos felices. El Mallorca porque evitó una goleada que se temía en los primeros minutos del partido, y porque pase lo que pase en la última jornada quedará como peor posición el duodécimo en la clasificación. Y el Barcelona porque pone la guinda a una temporada en la que se ha vuelto a proclamar campeón de Liga.