Opinión

Jugar bien una parte no basta

Aleix Vidal, presionado por Nastasic

Aleix Vidal, presionado por Nastasic / Toni Albir

Toni Ruiz

Señala un dicho taurino que no hay quinto malo, por aquello de que salían al ruedo primero los toros que no embestían, reservando a veces los mejores para el final de la corrida. Por desgracia, en el caso del Mallorca sí lo ha habido, aunque el equipo intentó hacer las cosas de otra manera para que jugar lejos de Son Moix no acabara como ocurre desde hace cinco jornadas consecutivas, con una derrota.

Esta vez el Mallorca, con la tranquilidad que le da su saldo de puntos, salió decididamente al ataque desde el minuto uno. Fue un cambio radical sobre lo visto habitualmente. Tres remates y dos saques de esquina por ninguno del Espanyol certificaron el cambiazo de actitud. Ni siquiera el gol de los catalanes tras el grosero error de Rajkovic –el serbio también puede fallar alguna vez– hizo cambiar las cosas, porque los de Aguirre siguieron con su ambicioso fútbol, que tuvo premio en el golazo de Muriqi, el primero que el equipo marca como visitante desde noviembre del pasado año.

Era un partido que parecía al alcance, pero a Diego Martínez le bastó con cambiar a Melamed por Aleix Vidal para romper la tendencia. El delantero desquició a un Valjent fuera de forma propiciando otro gol de Braithwaite, a la postre definitorio. 

Esta vez fue el segundo tiempo del Mallorca el que no estuvo a la altura, pese a los retoques de Aguirre, de hombres o sistema, jugadas discutibles como las de Amath o remates sin fortuna, como el de Angel. En conjunto fue una mejora sobre lo habitual, pero insuficiente para puntuar en una Primera en la que los errores no se perdonan.

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