OPINIÓN

Milagros Abdón, otra vez, por Toni Ruiz

Abdón se besa el escudo del Mallorca, tras anotar el tanto del triunfo frente al Valladolid.

Abdón se besa el escudo del Mallorca, tras anotar el tanto del triunfo frente al Valladolid. / LALIGA

La figura del jugador revulsivo tiene muchas veces una importancia vital. Si, además, este es un jugador de la casa, como Abdón, tiene un plus para la afición, que disfruta con cada una de las ocasiones en que su jugador talismán es decisivo. Cuando el de Artà sale al campo son muchos los que confían en que sea el protagonista de otro gol milagroso, como el que dio el ascenso ante el Depor, el que marcó ante el Rayo y encarriló la permanencia el pasado año, el que esta semana ha dejado expedito el camino de la Copa, o el que ayer sirvió para que el Mallorca sumara tres puntos de oro, ante un rival directo. El Valladolid podrá quejarse del resultado y sostener que lo más justo era el empate, pero en fútbol el concepto justicia no existe, lo que cuenta es el gol y si este se produce cuando es imposible revertir la situación no hay nada que hacer.

El Valladolid vino con la lección aprendida y Pacheta les dio indicaciones claras a sus jugadores. Había que anular a Muriqi y no dejarlo rematar ni una vez. La tarea en el medio campo era tapar los pases de Galarreta. Cumplieron en ese aspecto. Muriqi no hizo de Muriqi. Fue más asistente que rematador, porque el kosovar no hizo ni un solo remate a la puerta de Massip, ni entre los tres palos ni fuera de ellos. La consigna de este Valladolid es la misma que la del Mallorca, la primera misión es mantener el portal a cero y casi lo logran.

El Mallorca quiso algo más que el empate en la segunda mitad y creció con la entrada de Kang in Lee, al que no sabemos si se reservó en aras a un próximo traspaso o para darle un toque de atención. El coreano hizo lo que sabe hacer, crear peligro, poner centros de gol y en uno de ellos encontró al hombre de los milagros: Abdón.

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