El Mallorca ha comprobado de primera mano cómo de cruel puede ser el fútbol. Cuando mejor jugaba, cuando logró adelantarse en el marcador e iba a por el segundo, el Espanyol, desaparecido en la segunda parte, empató cuando menos se esperaba y de la forma más sorprendente, con un centro chut que se coló en la portería de un Rajkovic que hizo vista. Pese a lo afortunado del gol, un churro en toda regla, el guardameta serbio pecó de exceso de confianza, pensando en que el balón iría fuera. Y, para colmo, el árbitro, que hasta aquel momento había pasado desapercibido, en el mayor elogio que puede recibir, se comió una clara falta de Oliván sobre Ángel en el minuto 86.
Algún día alguien tendrá que explicar porqué el derribo de ayer no es señalado con pena máxima y, más aún, porqué desde la sala VOR no hay nadie con dos dedos de frente que se digne a decirle al árbitro que vaya a ver la jugada. La acción de Oliván como mínimo te deja dudas, que hubieran quedado despejadas si Díaz de Mera se hubiera dignado a consultar el evidente contacto. No es de extrañar que los jugadores anden como locos ante las diferencias de criterio de los colegiados. Para unos árbitros la misma acción es penalti y para otros no. Es algo que no cambiará, con o sin VAR. El empate deja más satisfecho al Espanyol que al Mallorca, que mostró una primera parte discreta y una segunda desatada hasta el empate de los catalanes a veinte minutos del final. Pudo ser una gran noche y se quedó a medias. Un punto que sabe a poco, pero un punto al fin y al cabo.
Mallorca y Espanyol se vieron las caras bajo el guion previsto. Mucho centro del campo y pocas ocasiones en las respectivas áreas. Que pasen pocas cosas cerca de Rajkovic es hasta normal; lo que no lo es tanto es que pase poco o nada en las inmediaciones de Lecomte. El equipo de Aguirre no supo en la primera parte sacar provecho de la fragilidad defensiva de su rival, sobre todo del guardameta francés, responsable de algunos de los goles que ha encajado su equipo.
Había expectación por conocer las intenciones de Javier Aguirre en cuanto al sistema que iba a poner en práctica. Para los que soñaban con una propuesta algo más ofensiva, el gozo en un pozo. El mexicano siguió con una defensa de cinco que tan bien le está funcionando. Si el marcador no le sonreía, ya habría tiempo para cambiar, debió pensar.
La primera parte estuvo marcada por la lesión de Maffeo a los 23 minutos. El catalán fue al choque con el brasileño Vini Souza y se llevó la peor parte. Recibió un golpe en la cadera que le obligó a abandonar el terreno de juego cuatro minutos después. La de Maffeo no es una baja más. El catalán es uno de los pulmones del equipo, el que contagia a sus compañeros con su entrega, su actitud, su capacidad para no rendirse nunca y emplearse con la misma intensidad en el primer y el último minuto. Pero, sorprendentemente, su ausencia apenas se notó porque Gio, su sustituto, fue determinante en la acción del primer gol. Como si fuera Maffeo, Gio recibió un pase magistral de Galarreta en posición de extremo, y le puso el balón a Muriqi, que batió a Lecomte para marcar el 1-0. Era el minuto 2 de la segunda parte y todo iba a pedir de boca.
Hasta el gol, muy poco pasó en las áreas. El Mallorca solo tiró una vez entre los tres palos de Lecomte en la primera parte, un tirito de Muriqi que llegó manso a las manos del guardameta perico. Y otro disparo, esta vez alto de Dani Rodríguez, de nuevo titular por su positiva segunda parte en Mestalla, fue el triste balance ofensivo de un Mallorca al que le costó más de lo esperado ir a por la victoria. Por su parte, el Espanyol lo fió todo en un minuto, el 32, con dos ocasiones claras.
La segunda parte fue otra historia, gracias al tempranero gol de Muriqi. El equipo se mostró muy sólido en defensa, con anticipaciones continuas, y creativo en ataque gracias a un Galarreta lúcido, como casi siempre, ayudado por el mejor Baba, omnipresente, seguro en la contención y hasta brillante en tareas ofensivas. Este Baba es imprescindible en cualquier once del Mallorca. Si consigue regularidad es un tesoro para el equipo.
El Mallorca estaba transformado. El gol le dio alas, y se las cortó a un Espanyol que quedó tocado. El balón, el juego, las intenciones eran locales. Pero el fútbol está lleno de sorpresas, por eso es el deporte más seguido en el planeta. Lazo, que hacía diez minutos que estaba sobre el terreno de juego, coge el balón en posición de extremo y realiza un centro chut que sorprende a un Rajkovic convencido de que el balón se iba fuera. Error. El gol perico llenó de dudas al Mallorca y dio confianza al Espanyol.
Y llegó la jugada conflictiva, cuando Oliván derribó a Ángel, que acababa de entrar por Kang. El penalti es de libro. A partir de ahí llegaron las expulsiones de Maffeo, en el banquillo, por protestar, y de Javier Aguirre. Y se acabó el partido. Con impotencia y rabia.
FICHA TÉCNICA
1 MALLORCA: Rajkovic; Maffeo (Gio, m.27), Valjent, Raíllo, Copete (Antonio Sánchez, m.86), Jaume Costa; Baba, Galarreta, Dani Rodríguez (Amath, m.65); Kang (Ángel, m.86) y Muriqi.
1 ESPANYOL: Lecomte; Óscar Gil, Sergi Gómez, Cabrera, Oliván; Edu Expósito (Aleix Vidal, m.60), Vini Souza, Darder, Braithwaite (Keidi Bare, m.81), Joselu, Puado (Lazo, m.60).
GOLES: 1-0. Muriqi marca con la izquierda tras aprovechar un centro de Gio en una acción iniciada por Galarreta (m.47). 1-1 Lazo golpea al balón con la zurda, hace un efecto extraño y sorprende a Rajkovic (m.69).
ÁRBITRO: Díaz de Mera (Comité Castilla La Mancha). TARJETAS AMARILLAS: Galarreta (m.45), Gio (m.75), Darder (m.77), Raíllo, (m.89), Valjent (m.93). TARJETAS ROJAS: Maffeo (m.89), en el banquillo, por protestar, y Javier Aguirre (m.90) por protestar.
ESTADIO: 13.982 espectadores en Son Moix.
