Es difícil de entender que el aficionado del Mallorca haya tenido que esperar 84 días para escuchar las impresiones de su entrenador. Conocer lo que piensa el técnico siempre es relevante, es algo que forma parte de este negocio, sobre todo cuando se inicia un proyecto que debe llevar su sello. Aguirre debería ser consciente de que habla para el mallorquinismo, no para los periodistas, algo sencillo de entender y que demasiadas veces no se tiene en cuenta. Es respetable que defienda que no tiene por costumbre hablar ante los medios durante las pretemporadas, pero es que transmitir sus impresiones forma parte de su sueldo. Más allá de esto, hoy se inicia una temporada en la que el reto mayor es salvarse sufriendo menos que la temporada pasada. Y da la impresión de que todavía queda mucho por hacer respecto a la plantilla. Por eso a Aguirre ya le ha ido bien estar callado durante casi tres meses.
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Opinión