Sacar conclusiones ahora acerca de la confección de la plantilla del Mallorca es absurdo y temerario, pero está claro que los fichajes que han llegado hasta ahora son insuficientes. El primero que lo sabe es el director deportivo, Pablo Ortells, al que habrá que rendirle cuentas cuando se cierre el mercado y no en julio. Solo quedan dos semanas para que empiece la Liga y la sensación es que todavía queda mucho por hacer y, aunque no sea un consuelo, esto también pasa en la mayoría de los clubes que competirán con los bermellones.

Los que saben de esto siempre han defendido que en el fútbol es básico tener un buen portero y un mejor delantero. Da la impresión que con Rajkovic, con una trayectoria que ofrece ciertas garantías, y Muriqi, que tiene enamorado al mallorquinismo, esa premisa se cumple con creces. Pero no hay que engañarse. Es evidente que en la actual plantilla hay futbolistas válidos para dar la talla en la Primera División, pero hay que rodearlos de otros tantos que lleguen para elevar el nivel, para ser protagonistas y para aportar su experiencia.

Si con un plantel similar al pasado, sin Salva Sevilla y Kubo, el equipo se salvó en el último suspiro, es mejor no jugar con fuego y tratar de dotar de más talento y oficio al grupo. Este vestuario necesita mucho más fondo de armario porque, con lo hay que hay, ni de coña es suficiente para estar tranquilos. Después ya veremos si Javier Aguirre es capaz de sacarle el jugo como para que rindan más, aunque ese ya es otro debate.