La salvación del Mallorca es una gran noticia, sobre todo por lo inmerecida tras ser goleado hasta seis veces en dos partidos, el último de ellos disputado este mes en Son Moix ante el Granada. ¿Tiene usted la necesidad ansiosa de volver a contemplar a alguno de los jugadores que ha alineado el Mallorca esta temporada? Pues eso. 

Por segunda vez en tres años, y ahora sin la disculpa de la pandemia, el Mallorca se ha inscrito en uno de los mayores espectáculos del mundo sin saber qué competición disputaba. Luis García era el primer timonel de la nave cuando dijo que el Alavés no pertenecía a la Liga de su equipo, porque llevaba varios años instalado en Primera.

Pues bien, el Alavés descendió a Segunda antes de acabar la competición. Dado que el entrenador del Mallorca consideró que su equipo ocupaba una posición subordinada frente a los vascos, y frente a la mayoría absoluta de conjuntos, su dogma estuvo a punto de arrastrar a los bermellones al descenso. Esta interpretación miserable de la competición sería un argumento suficiente para relevarlo, pero el club fue el último en enterarse de que a su técnico se le había apagado la luz en el ecuador de la Liga.

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Osasuna-RCD Mallorca: Las fotos de la alegría desatada de los jugadores del Mallorca al conseguir la permanencia LOF/EFE

Es injusto dedicar un artículo entero a un equipo desequilibrado, reservón, con hasta cuatro porteros y dos estrellas asiáticas que no han aportado el mínimo argumento para su contratación. En el último partido, con los jugadores demorándose hasta 37 minutos en disparar entre los tres palos de Osasuna, la fascinación se dirigía de nuevo hacia la grada admirable.

A diferencia de su equipo, la afición mallorquinista ha ganado prestancia y señorío durante la competición. Volver a llenar prácticamente Son Moix ante el Rayo, una semana después del 2-6 contra el Granada, es una prueba de consistencia en la que deberían inspirarse los jugadores, técnicos y una directiva que contempla la inversión en LaLiga como una mera operación financiera.

El mallorquinismo ha empujado al equipo a la salvación, con una puntuación de Segunda

Sin olvidar por supuesto la insultante juventud de los seguidores del Mallorca. Es curioso que el club haya renovado radicalmente a sus tifosi, mientras la plantilla parece envejecer tres años a cada temporada que pasa. Es decir, los seguidores mantienen una fidelidad ejemplar por encima de las categorías, mientras la parcela gestionada por los profesionales se estanca.

El Mallorca acaba la competición con 39 puntos, un balance con el que se ha descendido a Segunda en más de una ocasión. No se compara desfavorablemente al conjunto frente a la afición en busca del aplauso de la masa. Al revés, se trata de remarcar el agravio a unos seguidores que no lo merecen, y la contradicción de que la grada aguante más allá del límite tolerable o incluso aconsejable. Hasta el minuto noventa y pico, una semana atrás contra el Rayo.

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El Mallorca es de Primera: La euforia de la afición se desata en la plaza de las tortugas de Palma Guillem Bosch

En descargo del club salvado en la última jornada solo puede apuntarse la gelidez del planteamiento de la temporada. Alguien debería reunirse con Sarver y Kohlberg para recordarles que LaLiga no equivale a la NBA. No se baja a Segunda, se desciende a los infiernos. El regreso automático, gracias al mismo Luis García que después perdió las riendas, no es solo una excepción. Es un milagro.

Olviden a los jugadores que ganaron en Pamplona, porque el Osasuna no se tomó en serio oportunidades que incluyeron un pase gentil de Reina al delantero rival. Los estamentos mallorquines deberían reparar en que la estructura social de Mallorca favorece por primera vez la creación de un club ambicioso y la protección de sus objetivos. En LaLiga, el resto es cansancio.

Por desgracia, todo lo anterior corresponde a una ensoñación. Con el planteamiento actual, el Mallorca puede aspirar como máximo a salvarse en el último partido de la próxima temporada. En el lado festivo, ahora podemos celebrar al fin el ascenso logrado un año atrás, y mantenido de milagro.