El fútbol balear se ha despertado este martes con la noticia del fallecimiento a los 83 años de Antonio Oviedo Saldaña (Valencia de Alcántara, Cáceres, 1938), leyenda del Real Mallorca, en el que militó como jugador y entrenador, y también desde el banquillo al Poblense, Atlético Baleares y otros clubes de la isla. 

Oviedo, que hasta hace unos pocos años seguía trabajando en el Mallorca, es recordado como el rey de los ascensos con el Mallorca. El primero lo logró como jugador, en la temporada 59/60. Aquel equipo, conocido como los héroes de Vallejo, consiguió que el Mallorca jugara por primera vez en Primera División al ganar 1-2 al Levante. Entrenado por el argentino Juan Carlos Lorenzo, otro personaje fundamental en la historia de la entidad bermellona, el once que se enfrentó aquel 17 de abril de 1960 al Levante fue el formado por Zamora; Guillamón, Diego, Cobo; Bolao, Currucale; Czoka, Mir, Laguardia, Oviedo y Rodríguez II. Mir y Rodríguez II fueron los autores de los goles en una temporada en la que Oviedo firmó seis dianas en 28 partidos. Dos temporadas después, con descenso incluido, Oviedo fue traspasado al Elche. Granada y Levante fueron sus últimos equipos antes de colgar las botas tras una lesión de rodilla.

No fue hasta los 41 años cuando tomó las riendas del Mallorca desde el banquillo tras hacer lo propio en equipos como el Poblense, el Margaritense o el Atlético Baleares, donde dirigió al primer equipo las temporadas 1976/77 y 1977/78.

Al conjunto mallorquinista llegó pocos días antes del inicio de la temporada 79-80, con el club en Tercera División en una de las etapas más negras en la larga historia de la entidad. Andrés Quetglas renunció por la falta de refuerzos y el presidente Miguel Contestí se sacó de la manga a Oviedo. Tras diecisiete victorias consecutivas, el Mallorca logró el ascenso a Segunda B. La afición, que siguió al equipo por todos los pueblos de la isla, despertó de su letargo. 

En la temporada 80-81 el equipo logró su segundo ascenso consecutivo, en una temporada histórica al conseguir el campeonato de Segunda B. Para los nostálgicos, queda en el recuerdo la goleada al Córdoba en el Lluís Sitjar (5-0) y la remontada al Jerez tras ir perdiendo 0-2 a falta de quince minutos para el final del partido. Seis años después, el Mallorca volvía a la categoría de plata del fútbol español.

A la temporada siguiente llegó la despedida de Oviedo del Mallorca, que se produjo un 22 de diciembre de 1981 cuando, por unanimidad, la junta directiva presidida por Contestí decidió destituirle. Oviedo siempre se quejó de que fue despedido sin recibir ninguna explicación, aunque pudo haber influido la mala relación que mantenía con alguno de los pesos pesados del equipo. Llegó al club con 300 socios y se fue con 14.000. Este es su gran triunfo.

Las muestras de condolencia se han sucedido durante toda la jornada, y la Federación Balear, el Mallorca, Atlético Baleares y otros clubes han lamentado su pérdida.

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