El Real Mallorca, y más concretamente Manolo Reina, sacaron ayer noche un punto de oro del Sánchez Pizjuán (0-0). Un empate que a día de hoy puede parecer poco, pero que de aquí dos jornadas puede resultar decisivo. El conjunto bermellón, que experimentó un lavado de imagen brutal tras el descalabro frente al Granada, aguantó e incomodó a un Sevilla que le puso en muchas ocasiones contra las cuerdas, pero que fue incapaz de perforar la portería defendida por el malagueño.
El conjunto bermellón, con 33 puntos, seguirá, pase lo que pase, una jornada más en la zona de descenso. Además tendrá que seguir muy de cerca los pasos de un Cádiz que se mide hoy a la Real Sociedad en Anoeta. En el mejor de los casos, los mallorquines recortarán un punto con los gaditanos; en el peor, perderán dos y se colocarán a cinco a falta de dos jornadas para el final del campeonato. Las cuentan son difíciles, casi imposibles, pero si el Mallorca vuelve a mostrar frente a Rayo y Osasuna la versión que ofreció ayer en tierras andaluzas, todavía no está todo perdido. Ahora, a lo que hay que buscar una respuesta es a cómo un equipo puede cambiar de manera tan radical su imagen en tan solo tres días.
Aguirre decidió agitar el once y tomó dos decisiones inesperadas pero, como se vio, muy necesarias. La primera fue la de volver a colocar a Manolo Reina bajo los tres palos. El meta malagueño sumaba dieciséis jornadas en el ostracismo, 129 días de trabajo contemplativo a la espera de una oportunidad que Rico le ha ido poniendo en bandeja jornada tras jornada. La segunda, y no menos llamativa, la suplencia de Dani Rodríguez, la primera del gallego en todo lo que va de curso. El de Betanzos tan solo se había perdido dos partidos esta temporada y uno fue por lesión y el otro, por sanción. Battaglia también sustituyó a Baba en el centro del campo, acompañando a Salva Sevilla en la zona de creación.
Lopetegui, que ha ido postergando la clasificación matemática para la Champions, algo que ha enrarecido el ambiente en la capital andaluza, apostó por un once con cuatro cambios con respecto al que alineó el pasado domingo en el estadio de La Cerámica: dejó fuera a Montiel, Delaney, Rakitic y En-Nesyri y entraron Gudelj, Navas, Lamela y Rafa Mir. No se guardó casi nada el preparador del conjunto hispalense ante la necesidad de puntuar y apartar los fantasmas.
Reflejo de todo lo que se jugaban unos y otros, sobre el verde del Pizjuán arrancó un partido acelerado y vibrante. La balanza, sin embargo, empezó pronto a decantarse a favor de los locales, con un Sevilla que creció por las bandas y profundizó con los laterales. Avisó Mir con un remate de cabeza pegado al palo en fuera de juego y volvió a llamar a la puerta, solo unos minutos después, tras ganarle la posición a Battaglia y superar a Reina. Solo un pie salvador de Salva Sevilla sobre la línea de gol evitó el 1 a 0 para los locales.
El Mallorca intentaba sorprender a la contra y el poco peligro que generaba era a través de las botas de Muriqi. El kosovar aprovechaba lo poco que concedía el Sevilla y sus compañeros se encargaban de desperdiciarlo. En el 25, el delantero, tras una buena galopada, cedió el balón para Battaglia, quien desde la frontal y con un mal remate, envió la ocasión a los guantes de Bono. Cinco después era Antonio Sánchez quien malgastaba el pase franco del kosovar. El mallorquín estrellaba su remate en Koundé, tras reaccionar lento y mal.
Aunque los errores del Sevilla hicieron crecerse poco a poco al Mallorca ofensivamente, el descanso llegó para cortar esa tendencia positiva que estaban experimentando los pupilos de Aguirre. La segunda parte empezó con un conjunto bermellón que se metió atrás y que decidió, con descaro, esperar al rival. El Sevilla estaba atascado, incómodo, y el Mallorca no dejaba de acumular efectivos por dentro.
Lopetegui agitó la coctelera dando entrada a Delaney y En Nesyri y gozó de una buena oportunidad en el lanzamiento de una falta de Diego Carlos que blocó Reina por bajo. La sensación de seguridad que dio en todo momento el meta malagueño, en comparación a su antecesor, hace plantearse si el cambio de cromos bajo la portería no debía haberse hecho ya unas cuantas jornadas.
Si algo demostraron los pupilos de Aguirre en el Pizjuán es que no les hacía falta grandes cosas para generar algo de peligro. En el 64 la tuvo Muriqi en un remate de cabeza que atajó Bono en el lanzamiento de un saque directo. El encuentro se fue calentando y lo raro es que los 22 protagonistas aguantaran sobre el verde.
El Sevilla insistía de banda en banda y en los últimos minutos avasalló la portería bermellona, pero se toparon con las genialidades de un Manolo Reina que desbarató todos los disparos. La tuvieron en el 89, a través de las botas de Martial, pero el cancerbero andaluz blocó el balón. Lo intentaron en el 93, con un disparo bombeado de Delaney que se fue por muy poco por encima de la portería. Y gozaron de la última en el 97, con un remate de cabeza de En Nesyry que se topó con una mano salvadora de Manolo. El gran protagonista.
Ficha técnica:
Sevilla CF: Bono; Navas (Ocampos, min. 67)), Kounde, Diego Carlos, Acuña; Jordán (Delaney, min. 55), Gudelj (Rakitic, min. 79), Papu Gómez; Lamela (Martial, min. 67), Tecatito y Rafa Mir (En Nesyri, min. 55).
RCD Mallorca: Reina; Maffeo (Gio González, min. 96), Valjent, Raíllo, Oliván, Jaume Costa (Raíllo, min. 86); Salva Sevilla (Dani Rodríguez, min. 72), Battaglia, Antonio Sánchez (Grenier, min. 86); Ángel Rodríguez (Take Kubo, min. 72) y Muriqi.
Goles: No hubo.
Árbitro: Hernández Hernández (Comité canario).
Tarjetas amarillas: Acuña, (min. 40), Jordán (min. 48), Oliván (min. 53), Lamela (min. 60), Raíllo (min. 70), Antonio Sánchez (min. 72), Salva Sevilla (min. 72), Gudelj (min. 75), Kubo (min. 77), Maffeo (min. 89).
Tarjetas rojas: No
