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OPINIÓN

Pocos signos de mejora

Battaglia presiona a un rival en un lance del partido. LaLiga

Cuando dos equipos que están en la situación de Getafe y Real Mallorca se enfrentan el primer objetivo a lograr es no perder. Quique Sánchez Flores y Javier Aguirre lo tenían claro. Una apuesta calcada, con una defensa de cinco, con tres centrales, para no encajar gol. 

En el caso del nuevo entrenador del Mallorca la apuesta se le complicó por la ausencia de Antonio Raíllo, sancionado, y Valjent y Sedlar, lesionados, por lo que le tocó improvisar. Hubo que inventar una línea defensiva con Baba junto a Oliván y Russo, en el centro para dejar los carriles a Gio y Maffeo. El experimento sobrevivió hasta que Mateu Lahoz no quiso perdonarle al Mallorca un penalti más que discutible como sí hizo con la expulsión de Ünal, nos lo desveló su conversación en el túnel de vestuarios tras el descanso. No bastó ni siquiera el doble paradón de Sergio Rico en el penalti, pues el equipo acabó pagando la inferioridad que se produjo tras la expulsión de Russo. Al final llegó lo inevitable tras una jugada de calidad que finalizó Borja Mayoral y ahí se acabó el partido en el Coliseum, porque el Mallorca no demostró en esta nueva época que se abre estar todavía para otras cosas. Para ganar no basta con defender bien, hay que crear ocasiones de gol y si es un equipo como el isleño, no basta solo una, hay que multiplicarlas.

Queda una jornada más para revertir la situación y los signos de mejora no son todavía suficientes, más allá de un mayor espíritu de lucha.

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