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CARTULINA MORADA

Nefastas las formas, peor las excusas

Pablo Ortells intentó cargar el muerto a la prensa y justificar así las dantescas maneras que le llevaron a destituir a Luis García como técnico del Mallorca

Luis García recibió un cariñoso abrazo de Alfonso Díaz tras la rueda de prensa de su despedida.

Pablo Ortells erró en las formas de rescindir el contrato de Luis García. El pasado jueves se le dio, hasta en tres ocasiones, la oportunidad de reconocer su error, sin embargo su respuesta fue, por activa y por pasiva, que el técnico bermellón no se había enterado «de su despido a través de la prensa». Mentira. Miente Ortells y, lo que es todavía peor, coloca a Luis García de mentiroso, pues solo un día antes era el ya extécnico del Real Mallorca quien aseguraba que la primera noticia que tenía le llegaba por los medios. Más allá de no reconocer su error, el director de fútbol del club se escudó en un razonamiento vago y ambiguo, cargando el muerto a la prensa: «El Mallorca no puede ser esclavo de lo que digan o no los medios de comunicación porque hay veces que acertáis y hay veces que no lo hacéis». O sea, que además de mentir, culpa a la prensa de su error. El problema de Ortells, el principal aunque tiene varios, es que le han situado en un cargo que le viene excesivamente grande. Aunque, con contada experiencia en el fútbol base, le faltan formas y tacto para gestionar el fútbol profesional. Si a las nueve de la mañana la prensa ha filtrado que el Mallorca le busca sustituto a Luis García, a las nueve y un minuto, si es que no has sido capaz de hacerlo antes, levantas el teléfono y le explicas la situación a tu entrenador, si es que algo de estima le tienes. Nefastas las formas y peor todavía las excusas.

Un vestuario entregado: Solo seis futbolistas del plantel acudieron a despedir a Luis García

En la despedida de Luis García ante los medios comparecieron seis jugadores de la primera plantilla. A saber: Salva Sevilla, Abdón Prats, Manolo Reina, Brian Oliván, Antonio Raíllo y Jaume Costa. Fue iniciativa de uno de ellos acudir a apoyar al entrenador en un momento tan complicado: «Que venga quien quiera, sin compromiso», versó el mensaje que compartió entre sus compañeros. De los 27 jugadores que trabajaban en el día a día con el madrileño y, descartando a los cuatro internacionales, solo media docena asistieron a su adiós. Cierto es que pueden tener sus compromisos, ya sea recoger a los niños del cole o preparar la comida en casa, pero llama la atención que tan siquiera la mitad ‘pudiera’ acudir a la cita. «Luego dirán que nos llevábamos mal», aseguraba Luis García dirigiéndose a los presentes. Mal o no, Luis, lo que está claro es que no todos te profesaban el mismo cariño.  

La ausencia de un portavoz: A Aguirre le pagarán por entrenar, pero cobrará por 50 cosas más

Lo que ha dejado claro esta última semana de locos en las oficinas del Real Mallorca es que la propiedad americana confía plenamente en las figuras de Pablo Ortells y Alfonso Díaz. Al director deportivo, que le costó sangre, sudor y lágrimas levantar el teléfono para avisar de su destitución a un Luis García que tenía a solo 5 kilómetros de distancia, no tuvo tantos reparos para contactar con Kohlberg, a 9.000, y recibir su ‘ok’ para cesar al madrileño. Esta misma confianza es la que, en su día, tenían depositada los americanos en Maheta Molango a quien, de la noche a la mañana y sin previo aviso, largaron por la puerta de atrás. No avisó, sin embargo, Ortells a su jefe de Arizona de que la destitución de Luis no conlleva solo la marcha de un entrenador. Con el madrileño se va también el portavoz del club y un embajador de la isla. Se marcha el defensor de la entidad y el abogado de los jugadores. Que se prepare Javier Aguirre, le pagan por entrenar, pero cobrará por hacer 50 cosas más.

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