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CARTULINA MORADA

En el Real Mallorca lo peor ya es lo que se ve

Luis García ha perdido el mando; los jugadores, los papeles, y el club, la cabeza, pero oye, confiemos, al fin y al cabo: «Som un pinya»

Jaume Costa se lleva las manos a la cara durante el encuentro disputado ayer en el RCDE Stadium.

El problema del Real Mallorca no viene de seis jornadas. Lo hace, por ejemplo, de siete meses atrás, cuando el mercado estival se cierra sin mimbres para armar la cesta. Viene también de hace cuatro, cuando ‘algo’ se rompe dentro del vestuario y nadie es capaz de controlarlo -el que avisa no es traidor, ni metemierdas, ni periolista- y lo hace, por supuesto también, de hace mes y medio atrás, cuando Ortells considera que es mejor contar con cinco delanteros y cuatro porteros que con una plantilla equilibrada. Lo peor en el Mallorca ya no es lo que no se ve, que también, lo peor en este equipo es lo que estamos viendo: Luis García ha perdido el mando; los jugadores, los papeles, y el club, la cabeza. El primero es la diana de todas las críticas, pero no el problema; los segundos se limpiarán las manos y los terceros, para qué engañarnos, ni están ni se les espera. Los jugadores, que hasta el momento habían esquivado el descenso por deméritos del rival, ayer entraron en la zona cruda, única y exclusivamente, por méritos propios y mucho me cuesta creer que, de aquí a final del campeonato, sean capaces de revertir la situación. Pero, oye, confiemos, al fin y al cabo: ‘Som una pinya’.

Luis García lidera la revolución: Los equipos pequeños deben luchar ante la dictadura de los grandes

Había acabado la rueda de prensa previa al partido frente al Espanyol, pero Luis García reposaba inquieto sobre su atril. «¿Alguna pregunta más?», cuestionaba Luis Seoane, jefe de prensa del club. «Yo tengo algo más que decir», saltaba dicharachero el preparador bermellón. El jefe de comunicación Albert Salas, sentado en los pupitres del fondo, tragaba saliva. En un discurso de cerca de tres minutos, Luis García despotricó contra los jugadores del Real Madrid y su actitud postpartido tras el encuentro disputado en Son Moix. «Lo que no puede ser es que calienten, más si cabe, la situación», lamentaba el madrileño en clara referencia a las imágenes colgadas por Vinicius y Rodrigo en sus redes sociales. No siempre es fácil alzar la voz ante los grandes de LaLiga y menos aún cuando la mecha ya está prácticamente apagada, pero el entrenador del Mallorca decidió defender a los suyos públicamente, ya que nadie en el club lo hace, incrédulo ante lo vivido durante los últimos días. Chapeau por su valentía sabiendo el aluvión de críticas que iban a suscitar sus palabras. O los pequeños se unen en actos parecidos, o la dictadura futbolística de los grandes jamás desaparecerá.

El insulto no debe perdonarse: Nadal intenta defender a Naomi Osaka en Indian Wells, pero se queda a medias

Aseguraba Rafel Nadal esta semana, al ser cuestionado por los insultos que recibió Naomi Osaka desde las gradas de Indian Wells y que provocaron sus lágrimas, que los tenistas deben «estar preparados para aguantar» porque ganan «mucho dinero». Pues lo siento mucho, Rafel, yo que suelo estar siempre de acuerdo con tus declaraciones, pero no. Nadie tiene por qué aguantar insultos ni vejaciones por parte de aficionados ni rivales por mucho dinero que gane. «A Maffeo le han hundido esta semana», admitía sin ir más lejos Luis García, sobre el estado anímico de su jugador, a quien lo más bonito que dijeron por una entrada a Vinicius fue «carnicero o asesino». Nadie tiene derecho a insultar o despotricar contra nadie por una simple rivalidad deportiva. Porque por mucho que ganéis, Rafel, no todo el mundo tiene la misma fortaleza mental y, a veces, no hay suficiente dinero en vuestras cuentas bancarias para solventar las heridas que provocan cuatro descerebrados.

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