La empresa, a priori, no era fácil. El Mallorca, recuperado matemática y anímicamente tras las victorias ante Cádiz y Athletic, visitaba al equipo de moda en España, el Betis, el único equipo español vivo en tres competiciones: Liga, Copa y Europa League, y todo gracias a un plantel de jugadores de lujo.
Y para asaltar el Villamarín, el Mallorca se presentaba con el jugador de moda, Vedat Muriqi.
Y ambos cumplieron, el equipo de moda por un lado y el jugador de moda.
Los verdiblancos se adelantaron en el marcador y el kosovar lograba el empate con un gol muy suyo, con un remate de cabeza que le identifica y que además de suponer un gol, supone un chute de adrenalina al equipo entero que entiende su mensaje y le siguen cual flautista de Hamelín.
Lástima que no bastó. Un penalti cometido por Battaglia dio al traste con el empate y quién sabe si con algo más fruto de la inercia.
Y dicho esto sobre el equipo de moda y el jugador de moda, hay que añadir que el Mallorca ha perdido algo más que un partido y sus tres puntos, ha perdido al centrocampista Galarreta por lesión y eso puede suponer, y no exagero más puntos por las prestaciones que el vasco ofrece en el centro del campo.
Pasada la página correspondiente, lo próximo será doble: el Valencia y la Real Sociedad.