Hay brotes verdes para que este Mallorca pueda seguir en Primera. Lo demostró ayer un equipo que rompió muchas rachas negativas ante el Cádiz, un rival directo al que se han ganado cuatro puntos, dado que también se le supera en el golaverage en caso de empate a final de liga.
Una victoria que llega tras cuatro derrotas consecutivas. Lo hizo jugando, en la primera mitad, el mejor fútbol que se le ha visto esta temporada. Remontando un marcador adverso, una asignatura pendiente.
Sucede todo ello porque la llegada de Muriqui multiplica las posibilidades en los esquemas de Luis García. El kosovar, dueño de todos los balones aéreos, ha hecho que el 4-4-2 se muestre como el sistema más eficaz. Este Mallorca crea peligro y las estadísticas lo dejan claro. Seis tiros en apenas 20 minutos y 11 en 45 demuestran que algo ha cambiado.
Todo se explica si a ello le añadimos un equipo que muerde, que juega a un ritmo frenético, en el que Salva Sevilla y Galarreta se parecen a la pareja de siempre en el centro del campo, aunque cuando se tenga enfrente a un equipo con mayor potencial ofensivo puede que haya que variar la fórmula. Ayer tocaba irse hacia delante y lo hicieron todos empezando por Oliván y Maffeo.
El Mallorca debe hacer de Son Moix su fortín otra vez y si cumple con ello, dado que tres de los próximos cuatro partidos de Liga se juegan en Palma, dejaría la permanencia mucho más cerca.
