«El segundo gol es la muestra exacta de lo que no tiene que hacer un equipo de fútbol». Claro, conciso y al pie. Así describió y criticó Luis García el segundo tanto que encajó el Mallorca en la derrota ante el Villarreal. Una jugada llena de despropósitos, repleta de malas decisiones y que expone las carencias defensivas grupales de un equipo que ya acumula 14 goles en contra al contraataque.
Corría el minuto 32 del partido y en ese momento el marcador ya reflejaba que los bermellones iban uno por debajo. Tras la empanada de los primeros quince minutos, los jugadores se habían recompuesto de cierta manera y el partido circulaba de manera más igualada. Take y Galarreta se disponían a sacar una falta ciertamente peligrosa desde el costado izquierdo del área de Rulli. Eso fue lo único positivo de un minuto que tiró por tierra lo que podía dar de sí el encuentro.
Tras sacar Galarreta –y sorprendentemente no Kubo siendo una posición ideal para un zurdo– Pedraza la tocaba de cabeza, un balón que acabaría de despejar Mario Gaspar y que le caía a Yeremy Pino al borde del área. Aquí fue la primera de las tres ocasiones en las que un jugador del Mallorca no cortó la jugada de raíz con una falta táctica, tal y como criticó Luis García en sala de prensa.
Ni Valjent ni Russo, a menos de un metro del extremo, decidieron tumbarle y este tocó fácil para Parejo en el costado derecho. Maffeo, que se quedaría descolgado de la jugada y se olvidaría de replegar, ejerció una tímida presión sobre el centrocampista que, con tiempo, observó que Alberto Moreno estaba solo en la línea de la medular.
Jaume Costa tuvo la oportunidad de agarrar, zancadillear o molestar a Moreno para parar la jugada y que sus compañeros se colocasen, pero decidió recular en vez de encimarle, dándole tiempo, en colaboración con Russo –que también se quedó descolgado al ir a tapar el pase– de que jugase en corto para Iborra.
La situación en el carril izquierdo del Villarreal invitaba a lo que sucedió. Pedraza tenía una autopista por delante, con Battaglia intentando cubrir el hueco que debería ser de Kubo –la falta inicial fue en ese lado y no bajó a defender– y Galarreta haciendo la función de central ante la ausencia de Russo. El pase de Iborra fue medido y Pedraza, con un toque en largo, se deshizo del eibarrés, que optó por disputarle la carrera en vez de cortar la jugada –la tercera oportunidad que tuvieron los bermellones de hacerlo–.
El lateral groguet avanzó hacia el área y Battaglia, que se había intercambiado con Galarreta, no llegó a a cortar el pase. Pedraza tenía varias opciones, ya que en el área bermellona solo había cuatro jugadores rojos por cinco amarillos. Trigueros, a placer y con la zurda, batió por bajo a Leo Román, que no pudo hacer más que mirar mientras Dani Rodríguez y Russo llegaban al trantrán al área.
«Cuando nos ponemos a defender hay que hacerlo de verdad, desde el primero al último», dijo Luis García. Son muchos los jugadores del Mallorca que deben aplicarse el cuento de una jugada evitable de mil maneras posibles y que sacó a relucir muchos de los motivos por los que el equipo solo ha ganado un partido de los últimos trece.
