El Mallorca se ha mostrado desde el primer momento como un club escrupuloso a la hora de extremar las medidas de precaución para evitar brotes de coronavirus en la plantilla. Y aunque no siempre ha sido posible evitar los contagios -Lago Junior y Antonio Sánchez son algunos de los futbolistas que han tenido que guardar cuarentena en los últimos meses-, la entidad tuvo claro desde el primer momento que había que ser cauteloso al máximo. Las medidas aumentaron a final de la pasada temporada, cuando el equipo se jugaba el ascenso a Primera División.

Así, los jugadores y el cuerpo técnico pasaron test de antígenos antes de cada entrenamiento y se sometieron a una prueba PCR en la previa de cada encuentro. El equipo viajó en vuelos charter en los cinco últimos desplazamientos y usaba dos autocares para trasladarse de los hoteles a los estadios con el objetivo de que dos jugadores que ocupan la misma demarcación -por ejemplo, dos guardametas-, estuvieran separados. Asimismo, los jugadores comían por parejas y en mesas guardando las distancias.