El Mallorca cumple en el Ciutat de Palma

Está bien ganar, aunque solo sea ante unas dos mil personas en las gradas de Son Moix, sin duda lo más triste de la noche, pero lo mejor es que este equipo es reconocible. A falta de que lleguen el delantero y el extremo reclamados por el entrenador, y con las bajas por lesión que arrastra, entre las que destaca las de Greif, Amath y Raíllo, los bermellones entretuvieron, sobre todo en una buena primera parte. 

La competición quizá será otra historia, pero esta pretemporada ha dejado claro que está sumando kilómetros con buen criterio. Solo ha caído ante el Huesca (1-0), pero el equipo sabe lo que hace, que ya es mucho a estas alturas del verano.

Lo mejor de la primera parte no fue el resultado, aunque el Mallorca se fuera por delante en el marcador, sino el dinamismo que demostró. Ya es una buena noticia que este equipo saque los colmillos y evidencie ganas de hacer las cosas bien. Solo faltaría en un recién ascendido, cierto, pero el trabajo de Luis García Plaza se nota. Su manual es innegociable y lo ha empezado a aplicar desde el principio. Con mucho ritmo, buscando los espacios y combinando muy rápido, los bermellones arrancaron los aplausos de los presentes. Mboula, muy activo, fue de los más destacados. Sirvió un gran centro a Galarreta que el vasco cabeceó fuera. Y después se plantó ante el meta Cragno, que se lució con una buena parada. El rechace lo recogió Pablo Gálvez, pero su tiro se fue alto.

El delantero del filial aprovechó muy bien los problemas físicos de Ángel y Amath y la falta de entrenamientos de Abdón, para demostrar sus condiciones. El canterano, hijo del exjugador y entrenador Pepe Gálvez, es de los que no se arruga. Participativo, combina, se desmarca y estuvo cerca del gol con un tiro seco que despejó el meta. Dani Rodríguez, poco antes, también obligó al portero a lucirse con un disparo desde la frontal. Los italianos solo hicieron daño en alguna contra esporádica, como en un tiro de Dalbert que blocó Reina en una buena intervención. 

Hasta que el Mallorca, muy intenso, encontró el premio a su insistencia. En una fabulosa acción de juego combinativo, con Salva Sevilla como protagonista, Dani Rodríguez recogió un rechace en el corazón del área para poner el 1-0 en el marcador.

La segunda parte empezó de forma parecida a la primera. Quizá el Cagliari dio un paso más, se tenía que notar que son de la máxima categoría de su país, pero los locales demostraron oficio a la hora de defender. Eso sí, el que estuvo cerca de marcar fue Dani Rodríguez, otra vez, con un tiro que se fue fuera. 

Poco después, el delantero visitante, Joao Pedro, provocó una buena parada de Reina en el cincuenta. A partir de ahí el duelo entró en una fase más aburrida, con más control y menos improvisación, quizá fruto de la falta de frescura en las piernas. De hecho, ni la entrada de Lago y Abdón cambió la dinámica. 

Este Mallorca, al menos, evidenció que también recula bien. En Primera hay que saber manejar todos los registros y este es de los importantes. Abdón lo intentó con un tiro, pero el portero estuvo en su sitio. El Cagliari probó fortuna a la desesperada, aunque el trofeo se quedó en casa. Como debe ser.