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Análisis

Condenados a entenderse | Por Ricard Cabot

Teniendo en cuenta que el Osasuna le quiere, el Mallorca está dispuesto a desprenderse del jugador y, sobre todo, que el propio Budimir ya ha expresado su deseo de quedarse al menos un año más en Pamplona, blanco y en botella. La operación, salvo sorpresa mayúscula que de tanto en tanto se dan en el cada vez más loco mundo del fútbol, se lle vará a cabo para satisfacción de los dos clubes. Osasuna porque se queda con un jugador que le garantiza una docena de goles, una cifra considerable en un equipo que lucha por la permanencia; y el Mallorca porque ingresará un dinero que aliviará, aunque sea levemente, el bolsillo de Sarver.

Que el club rojillo acepte negociar cobrar a plazos es la mejor pista de que da por perdido al delantero croata. A final de la temporada pasada, en una actitud que rozó la rebeldía, Budimir ya demostró que cuando un futbolista se quiere ir, se va. En la entidad de Son Moix han valorado todas las opciones y, al margen del dinero que ingresará, ha prevalecido el hecho de que el futbolista no quiere venir. Y tener en plantilla a un jugador a disgusto es el primer paso para que todas las partes pierdan.

Deportivamente, Luis García pierde a una pieza importante en Primera, donde cada gol vale su peso en oro. Si como así parece, Budimir se queda en la capital navarra, Ortells tendrá que ponerse manos a la obra para fichar un delantero de garantías. Abdón ha rendido muy bien en Segunda, pero es una incógnita en la máxima categoría. Y Amath acaba su cesión y habrá que ver si Michel, nuevo entrenador del Getafe, cuenta con él. Lo que parece claro es que el paso de Budimir por el Mallorca ya pertenece a la historia.

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