Las restricciones por la pandemia en la plaza Joan Carles I no pudieron con las ganas de celebración de una afición que ya es de Primera. Pese a que la Policía Local de Palma acordonó la zona, cerró los accesos, tanto peatonales como al tráfico, y pidió prudencia a la afición, la locura se desató en los aledaños de la plaza de las Tortugas pocos minutos después de que finaliza el encuentro entre el Cartagena y el Almería que condujo al Real Mallorca a la máxima categoría del fútbol español. Poco a poco el mallorquismo fue acercándose a la zona de festejo, animados por la alegría que desató el resultado en Cartagonova. 

Antes que en la plaza de las Tortugas, el ascenso empezó a celebrarse en el Mallorcafé, al lado del estadio de Son Moix, donde varios centenares de hinchas rojillos vivieron con intensidad y emoción el partido entre el Cartagena y el Almería, que se saldó con la victoria de los murcianos que daba el ascenso a los rojillos. Luciendo la camiseta mallorquinista, con banderas, bengalas y entonando cánticos, los aficionados dieron rienda suelta a la alegría por el regreso del equipo a la máxima categoría del fútbol español. «Somos de Primera División. Ha sido duro, demasiado. Lejos de nosotros y muchos ya no estáis. Hemos vuelto», escribía el club mallorquinista en las redes sociales en directa alusión al cierre de los estadios de fútbol y a los socios fallecidos por la pandemia de la covid-19.

Mientras, en Tenerife, los jugadores celebraron el ascenso hasta las doce de la noche, la hora tope que permitió el técnico del conjunto bermellón ,Luis García, que fue manteado por la plantilla en la entrada del hotel de concentración. Los jugadores del Mallorca dieron rienda suelta a su alegría y a la tensión acumulada durante los muchos meses de competición. 

Robert Sarver celebra a su manera el ascenso de su equipo.

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La afición del Mallorca celebra el ascenso a Primera Guillem Bosch