Un punto en tres partidos. Eso es lo que le queda al Mallorca para cumplir el objetivo del ascenso a Primera división.
Nunca antes el equipo mallorquinista, en sus ocho ascensos anteriores, había logrado este éxito con tanta antelación. El sino del mallorquinismo siempre estuvo amparado en el sufrimiento de una última jornada, de una promoción o de un playoff, pero lo de tener la oportunidad de subir a tres partidos del final es algo inaudito.
Ganar al Alcorcón tenía este premio, el de subir con un punto más en Tenerife aunque el fútbol tiene cosas tan inverosímiles que resulta que el Mallorca podría subir a Primera sin jugar, sin bajar del autobús como se decía en otros tiempos, y esta no es una especulación gratuita, es una realidad pues si el Almería no gana el martes, el Mallorca ascenderá sin necesidad de enfrentarse al Tenerife y saltaría al Heliodoro Rodríguez López con el carnet de Primera en el bolsillo.
Cosas del fútbol y cosas de este Mallorca que firma una temporada excelente y que, por desgracia, la afición no ha podido contemplar a excepción de los cuatro mil de ayer que han visto un ratito de una liga estupenda en clave mallorquinista.
Por ellos y por todos los que no pudieron asistir, queda muy poquito, un punto, es decir, otro ratito más y a Primera.
