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RCD Mallorca | Pesadilla en 45 minutos

Los clamorosos errores de Reina y un penalti evitable de Mboula condenan al Mallorca

Los jugadores del Mallorca protestan al colegiado, Arcediano Monescillo, el penalti señalado antes del descanso. | LOF

Es muy difícil de entender lo que sucedió en la primera parte en Fuenlabrada. Fue un bochorno en toda regla, no solo impropio de un equipo que ha mostrado tan buen nivel este curso, sino de todo un líder de la Segunda División. Pero a veces el fútbol tiene reservado este macabro destino. El mismo portero que se ha vestido de héroe en tantas ocasiones, fue un villano. Manolo Reina cometió dos errores clamorosos, de los que dan ganas de ponerse debajo de la cama y no dejarse ver en un tiempo. Sin embargo, no fue el único culpable. Ni mucho menos. Los bermellones salieron con una desconexión preocupante, sobre todo en un momento en el que conocían que un triunfo podría dejar a siete, más el golaverage, los puestos de play-off que marca el Almería.

Los de Luis García, como ya mostraron en las últimas jornadas, estuvieron muy planos en ataque, con Febas, Dani y Salva sin generar juego, y terriblemente blandos en defensa. Por eso se lo pusieron muy fácil a los madrileños, que no se podían creer que se estuvieran comiendo con tanta facilidad a uno de los ‘gallitos’ de la categoría. Las sensaciones ya no eran buenas cuando llegó el primer tanto. Incluso el portero andaluz ya había despejado un tiro muy cómodo de Espinosa desde la frontal. Hasta que llegó el primer palo. Cristóbal centró la pelota al corazón del área, Reina no blocó el balón y estuvo muy lento en su reacción a la hora de atrapar la pelota, el tiempo suficiente para que Pinchi, el más listo de la noche, metiera la puntera para marcar.

El panorama podría haber cambiado si Abdón no hubiera estrellado el balón en el larguero, pero la realidad es que el Mallorca, el menos goleado de Segunda, transmitía miedo. Russo ya evitó el gol de Cristóbal de forma increíble al tapar sus remates a portería, pero el 2-0 llegó poco después. Y fue para desquiciarse. El central argentino cortó un centro peligroso pasando el balón al meta, que incomprensiblemente se lo cedió en el área pequeña a Abdón de forma defectuosa. Pinchi leyó la jugada a la perfección, se avanzó a todos y dejó pasmado al mallorquinismo. Y como todo puede empeorar, Mboula cometió un penalti evitable al derribar al omnipresente Pinchi. Y Nteka culminó el desastre poniendo el 3-0. Una pesadilla en cuarenta y cinco minutos. Después ya no hubo solución posible.

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