Sin paños calientes. Cabreado, enfadado, dolido, pero sobre todo, autocrítico. Luis García Plaza no se anduvo ayer con rodeos. Tras la derrota más abultada del curso, el técnico del Real Mallorca no buscó excusas y reconoció que fue «la peor parte» que su equipo había jugado «con diferencia» desde que es técnico del conjunto bermellón. «Los primeros 45 minutos han sido malísimos en todos los aspectos. Ha sido una primera parte muy floja de todos y yo he sido el primero que no lo ha hecho bien. El Fuenlabrada nos ha sobrepasado absolutamente en todo y nos hemos visto superados», analizó el madrileño. «Pero de verdad que en la segunda, si conseguíamos meter el 2 a 3, creo que hubiéramos tenido oportunidad de engancharnos al partido», reconoció.

Luis García espera que el duelo ante el Fuenlabrada «se trate solo de un accidente y no de una tendencia». «Pasamos por una mala racha, pero en la primera parte del campeonato también sumamos solo un punto de nueve posibles y luego llegó la victoria. La verdad que no es lógico hacer un partido como el que hemos hecho, pero creo que el 4-1 es totalmente merecido. Ahora toca corregir errores, yo el primero, hacer autocrítica y volver a dar la cara el jueves, en el partido frente al Leganés», señaló.

Cuestionado por si tenía que haber realizado algún cambio antes, pensando en el partido frente al conjunto madrileño, Luis García aseguró que, «al descanso» el equipo seguía confiando en sus posibilidades: «Aquí no hay jugadores clave que no puedan ser sustituidos pero de verdad que en el vestuario, nos les he metido ninguna bronca. Lo único que esperaba es que confiaran en sus posibilidades y creo que el equipo ha salido con una cara muy distinta. Aún así no ha sido suficiente para cambiar un resultado tan abultado».

Tras el encuentro, el preparador rojillo reunió a sus futbolistas e hizo piña con ellos sobre el verde . «Les he dicho que, igual que en los momentos buenos, Abdón era el mejor del mundo, Dani un crack y Salva Sevilla podía jugar hasta los 50; ahora, cuando vengan mal dadas, no se tienen que venir abajo. Sabemos de qué va esto. Tienen que estar tranquilos. Por mi parte, al menos, van a tener toda la confianza que se merecen, aunque eso no significa que no vayamos a trabajar y buscar cómo solucionar los errores», zanjó.