Siete meses han tenido que pasar para que el Mallorca firme su primera derrota de la temporada a domicilio (2-0). Un dato que solo merece aplausos y que constata lo bien que está haciendo las cosas el equipo en un curso espectacular. La primera ha llegado en el campo del mejor equipo como local, el Sporting, que acudía a la cita ante los rojillos invicto en El Molinón, un dato a tener en cuenta. Y no se puede decir que el primer tropiezo a domicilio haya llegado de manera injusta. El equipo de David Gallego fue mejor porque tuvo las ideas muy claras desde el pitido inicial. Presión alta y recuperación tras pérdida, lo que ha cumplido a rajatabla ante la pasividad y perplejidad de un Mallorca que se buscaba y no se encontraba. A la espera de lo que haga esta noche el Almería, el conjunto bermellón aventaja ahora al Espanyol, que empató ante el Mirandés, en cinco puntos. Nadie dijo que iba a ser fácil, pero las palabras de Luis García en la previa, en las que decía que se verían obligados a realizar una temporada casi perfecta, cobran fuerza.

Luis García ha sorprendido en la alineación con la titularidad de Álvaro Giménez por el que parecía intocable Abdón. Un cambio sorprendente y que no ha cumplido con las expectativas, ni del aficionado mallorquinista ni seguramente del técnico, que debía esperar mucho más del delantero cedido por el Cádiz. El ilicitano entró muy poco en juego, combinó peor y en el único remate franco que ha tenido ha protagonizado una pifia cuando lo tenía todo de cara ante Mariño. Pero centrar las culpas de la derrota en Álvaro Giménez sería del todo injusto porque ha sido el colectivo el que ha fallado, con un centro del campo superado por el rival, que traspasaba las líneas de presión con una facilidad pasmosa.

Hasta el gol de Djurdjevic en el minuto 27, de penalti cometido por Antonio Sánchez al pisar a Javi Fuego en un saque de esquina que el árbitro tuvo que consultar al VAR, el Sporting lo hizo todo, y no se puede decir que fuera justo merecedor de la victoria provisional. Había hecho más méritos que su rival, estático, apático, desorientado y siempre alejado del área de Mariño. Así era muy difícil sorprender y pensar en sacar un resultado positivo. Todas las segundas jugadas eran para los locales, que le pusieron muchas más ganas. Cinco minutos antes del gol, Nacho Méndez ya pudo adelantar a su equipo en una gran jugada de todo el equipo, pero su remate se fue fuera por poco. Después llegaría el penalti, el primero que encaja de los dos que le han pitado al Mallorca en toda la temporada. El pisotón fue claro, y con el VAR en plena ebullición, no hay nada que objetar. En otras épocas no tan lejanas, esta acción hubiera pasado inadvertida porque el árbitro no lo hubiera visto, como ha pasado con el gallego Muñiz Ruiz.

Por primera vez el Mallorca iba por debajo en el marcador a domicilio. Una nueva experiencia. Algo había que cambiar en la segunda parte. Luis García ha apostado por los mismos, pese a que más de uno ha hecho méritos para ser sustituido. Con el paso de los minutos tras el descanso el Sporting ha cedido el balón a su rival, pero la lentitud era exasperante. Los asturianos defendían con una gran comodidad, hasta el punto de que no se recuerda una sola intervención de mérito de Mariño.

Se echaba en falta a jugadores vitales en el equipo de Luis García, como Salva Sevilla -cómo echa de menos al lesionado Galarreta-, Antonio Sánchez o Dani Rodríguez. El técnico madrileño no ha esperado más y, en el ecuador de este segundo periodo, ha dado entrada a Mboula por Antonio Sánchez -un cambio cantado porque el mallorquín tenía tarjeta amarilla- y Abdón por un invisible Álvaro Giménez, que claramente no ha aprovechado su oportunidad.

El Mallorca le ha puesto una marcha más, con una mayor intensidad. El Sporting se dedicaba a defender, muy bien por cierto. Estaba claro que daba por buena la mínima ventaja ante el líder. Solo cinco minutos después de los primeros cambios han entrado Gámez y Febas por Sastre y Baba, en un partido gris de ambos. Sorprendentemente, con los cambios se ha diluido el dominio rojillo que, en cualquier caso, era estéril.

A quince minutos del final, Trajkovski ha entrado por Salva Sevilla. El macedonio se ha ubicado de delantero centro, junto a Abdón. El problema seguía siendo el mismo, no llegaban balones al área. La entrada de Trajkovski tiene una doble lectura: Lago y Mollejo están en la cola de las preferencias de Luis García. Cualquier atisbo de esperanza de empate se ha frustrado a cinco minutos del final cuando, de nuevo Djuka, ha batido a Reina con una vaselina después de que el balcánico aprovechara un regalo de Gámez, que despejó de cabeza hacia atrás, en un error de infantil.

Ha llegado la primera derrota del Mallorca a domicilio. Algún día tenía que ser. No hay que hacer ningún drama, pero sería de necios no darse cuenta que el equipo está pasando por un pequeño bajón. Se ganó con más sufrimiento del deseado al Logroñés y Cartagena y hoy ha caído sin apenas resistencia. Quedan trece jornadas, trece finales. Una eternidad.