De la misma manera que no haber perdido ni un solo partido a domicilio no es por casualidad, sería un error reducir a la categoría de anécdota las cuatro derrotas encajadas en Son Moix, todas las que acumula en una temporada de momento brillante. Que el Mallorca tiene un problema en casa es evidente. Nadie de los primeros clasificados ha perdido tantos puntos, 16, cuando juega en su estadio. Y si se mira con lupa alguno de esos partidos seguramente encontraremos motivos para pensar que se debieron ganar o, al menos, no perder.
El encuentro de mañana ante el Almería es trascendental para romper la dinámica negativa en Palma y, sobre todo, para alejar fantasmas y se instale el síndrome Son Moix. Es posible que, como asegura Luis García, el equipo juega igual en casa que fuera, pero lo cierto es que le cuesta horrores superar defensas cerradas, que son la mayoría por el respeto que impone uno de los gallitos de la categoría y muchas jornadas líder.
Si el Mallorca quiere ascender de forma directa deberá mostrarse mucho más solvente en el Visit Estadi, entre otros motivos porque la racha de imbatibilidad a domicilio, por pura lógica, se romperá más pronto que tarde. Una victoria ante el Almería daría alas al Mallorca en la clasificación y en creerse su condición de equipo a batir.
