El resultado deja claro que ganó el partido el Fuenlabrada, pero voy a ir más allá y voy a apuntillar que moralmente quienes ganaron el partido fueron ciertos sectores del Espanyol y el Leganés, dos candidatos al ascenso junto al Mallorca, y compañeros de viaje del Mallorca en el descenso que abiertamente lamentaron que el equipo mallorquinista se estaba viendo favorecido por las actuaciones arbitrales.
Quien no llora no mama. Ya no solo acaban con diez los rivales del Mallorca, ahora es el propio Mallorca el que acaba con nueve por decisiones arbitrales, desde mi punto de vista, muy puntillosas.
Al Mallorca se le anula un gol por razones al límite de lo señalado. A Cufré se le expulsa por una acción en la que toca balón y pudiendo ser falta no es amarilla, aunque estando ya amonestado arriesgara.
Y a Raíllo se le expulsa por algo por lo que a otros no se les expulsa y a él sí porque, además, no sabe contenerse y se la juega.
Con diez desde la media hora y con nueve toda la segunda parte, Antonio Sánchez se encontró con el larguero.
Rival, arbitraje, elementos, errores y descontrol se unieron en un solo día para tumbar al líder. Mejor todo en un día, que cada día una cosa.
Y repito: quien no llora, no mama.
