Está Luis García Plaza asombrado con el rendimiento de su equipo, hasta el punto de que antes del partido nos advertía que una racha como la que está teniendo el Mallorca no es normal y que, tarde o temprano, vendrán malos resultados. Habrá que darle la razón, pero sus jugadores se niegan a dársela y siguen comportándose como un conjunto que es un líder serio y paciente como ayer. El Mallorca sumó tres puntos en un partido que no fue un dechado de calidad, pero en el que los isleños supieron esperar su oportunidad, que llegó cuando el Leganés se quedó en inferioridad. Demasiada ventaja para un equipo cuya solidez defensiva, especialmente lejos de Palma, produce admiración. Esta vez fue Amath el que aprovechó una asistencia de un Abdón que está en racha y que le dio la razón a su técnico al alinearlo desde el primer minuto, aunque en este Mallorca parece igual juegue quien juegue, hasta el punto de que un jugador como Baba, que nos parecía insustituible a principio de temporada, tiene ahora problemas para hacerse con un puesto fijo en el once titular. Es normal que García Plaza quiera rebajar la euforia. Los datos dicen otra cosa. Tras los 90 minutos de ayer, sus 41 puntos sitúan matemáticamente al Mallorca una jornada más en lo más alto, con cuatro de ventaja sobre el primero que quiere llegar a la zona de ascenso directo y 14 puntos por encima del que marca la de promoción. Lo de ayer fue lo que se llama un golpe sobre la mesa.