El Cartagena, verdugo del Atlético Baleares en la pasada fase de ascenso, ha llegado al fútbol profesional para quedarse. O al menos eso es lo que pretende un proyecto en el que la gran estrella es Rubén Castro. El delantero está devolviendo con creces la confianza que le demostró en verano, a pesar de sus 39 años. Lleva ocho goles y dos asistencias, aunque es cierto que su equipo depende demasiado de su inspiración. De hecho, Elady es el único que le acompaña a la hora de hacer daño de verdad al rival, con dos tantos.

Los de la Región de Murcia, con el segundo límite salarial más bajo de Segunda, con 5,3 millones, son demasiado irregulares. El técnico Borja Jiménez, con el que logró subir, necesita elevar el nivel defensivo para que su equipo sea más competitivo ya que está mostrándose demasiado blanda -ha recibido dieciocho goles-. El ambiente de euforia tras el ascenso se ha enrarecido en las últimas semanas después de las tres derrotas consecutivas. Los fantasmas del descenso, a cinco puntos, han aparecido demasiado pronto.