El cómico nacional mallorquín por antonomasia, Xesc Forteza, hacía una parodia sobre un partido de fútbol en el que comenzaba relatando la alineación de dos equipos. Al primero lo llamaba el equipo A y punto. Del segundo, decía que era el B, o sea el bueno, y comenzaba a relatar una jocosa alineación. Con el equipo que saltó al campo del Alcorcón nos pareció también que el B era el equipo bueno. Los problemas a solucionar en el Mallorca estaban claros. No los hay en defensa, casi 700 minutos con la portería sin encajar gol lo certifican. De medio campo para adelante las cosas se veían de otra manera. De Lago Junior hace tiempo que hemos dejado de esperar cosas más allá de la lucha encomiable, pero ayer los Galarreta, Sánchez y Febas no hicieron añorar para nada a Salva Sevilla, Baba y Dani Rodríguez. Trajkovski estuvo correcto y hasta Marc Cardona igualó su marca de goles del pasado año. Con estos fundamentos el Mallorca cuajó la mejor primera mitad que se recuerda en esta Liga y el resultado al descanso pudo ser de escándalo si el remate de Raílllo que fue al larguero entra en la portería. La victoria en Santo Domingo, la primera del Mallorca en este campo, deja una sensación de confianza en la idea de juego y lo, más importante, la convicción de que los pilares para que esto funcione son más de 11, algo que resultará básico en una liga tan comprimida como la que te obliga a jugar cada tres días un partido. Ahora, sin respiro, cabe ya pensar en el Málaga.