Imagino que más de una vez han leído la noticia tan curiosa de con quién se irían los españoles a tomar una cerveza. Pues a falta de que la pelota desvele muchas de las incógnitas que ahora planean sobre el futuro del equipo en su regreso a Segunda, fobias incluidas, estoy convencido de que hoy Luis García sería el elegido por el mallorquinismo para mantener una conversación con una caña muy fresquita. Es una bendición ver lo mucho que transmite este entrenador, al que no hay que confundir con un charlatán. Parece que es una de esas personas que va a contar una historia que se sabe de memoria a un grupo de amigos con la intención de alegrarles el rato. Y si no, es capaz de improvisar. Siempre con un semblante optimista y cercano, tiene respuesta para todo, aunque deslizando una fuerte personalidad. Y en ese equilibrio quizá está su mayor virtud. Desde luego ostenta mucho más peso en la toma de decisiones del que jamás gozó Moreno, aunque eso es otra historia. Eso sí, García quizá necesitará más tiempo del que le gustaría para tener el equipo que quiere. En este Mallorca sobran jugadores, pero también faltan. De acertar en sus apuestas dependerá el éxito o no de la temporada... y de que este tipo tan simpático le saque el mejor rendimiento posible. Si su equipo responde en el campo, tendrá una cola más larga de aficionados esperando para invitarle.