"Si tengo que ir nadando, iré nadando". La desbordante ilusión que mostró Xisco Campos (Binissalem, 1982) en junio de 2017 por regresar a un Mallorca destruido, recién descendido a Segunda B, reflejaba el inicio de un sueño que finalizó ayer. El club informó que el defensa se desvinculaba después de tres temporadas de vértigo como bermellón en los que ha sido un peso pesado del vestuario y en el que ha podido tocar el cielo como futbolista.

De hecho, el de es Raiguer ya es una leyenda por derecho propio porque siempre podrá presumir de haber sido capitán en Segunda B, Segunda y Primera División. Pero es que, además, ha sido mucho más que un líder en un momento de reconstrucción de una entidad que tocó fondo en lo deportivo. En la categoría de bronce también fue un referente dentro del campo, en la de plata tuvo menos participación, aunque siguió con una buena cuota de protagonismo, mientras que en la elite su papel ha sido menor. En total han sido setenta y dos partidos en esta segunda etapa.

Sin embargo, no todos pueden decir en el mundo profesional que han vuelto a jugar en Primera División más de quince años después de haber debutado. Uno de los 'dioses' del mallorquinismo, Héctor Raúl Cúper, le dio la alternativa el 14 de noviembre de 2004, con veintidós años, en un duelo ante el Atlético de Madrid en Son Moix. El domingo 19 de julio se despidió en Pamplona en el duelo ante Osasuna en la despedida de la máxima categoría del club de su vida.

El zaguero, formado en las categorías inferiores del Binissalem -llegó a jugar en Tercera- y del Mallorca -aterrizó en juveniles- se tuvo que marchar de Son Bibiloni después de aquel estreno con los mayores -jugó otro partido de Liga y de Copa-. Pasó por el filial del Levante, Écija, Murcia, Castellón, Nàstic -6 temporadas- y Ponferradina, siempre entre Segunda y Segunda B, pero el destino le tenía reservado lo mejor para el final de su carrera, como en las películas. Hasta ayer.

El adiós de Campos, que tiene intención de seguir en activo, provocó un aluvión de muestras de cariño en las redes sociales, tanto de compañeros de la actual plantilla, como Salva Sevilla; de etapas anteriores, como Cedric; del cuerpo técnico, como Dani Pastor y Dani Pendín, ayudantes de Vicente Moreno. Incluso Graeme Le Saux, asesor deportivo, le envió un mensaje poniéndole de ejemplo como capitán. No es para menos. El Mallorca, de momento, pierde a un gran líder. Pero le deja la puerta abierta para volver cuando cuelgue las botas.