El que apunta al banquillo del Mallorca lo conoce todo del fútbol de élite como jugador. Doce temporadas en el Athletic, con más de quinientos partidos de rojiblanco le contemplan. Como entrenador, su carrera solo ha hecho que empezar. No en balde tiene 38 años, una edad en la que algunos todavía juegan. Tras retirarse en 2016 en el New York City de Villa, Lampard y Pirlo, su experiencia en los banquillos se reduce a media temporada en el AEK Larnaca de Chipre, donde le despidieron por los malos resultados pese a conquistar la Supercopa.

En el Mirandés, el modesto equipo burgalés, es donde se ha dado a conocer, convirtiéndolo en uno de los equipos revelación del curso, sobre todo en la Copa del Rey. Prudente, tímido y de perfil bajo, los periodistas que cubren la información del Mirandés le consideran "un poco llorón con los arbitrajes". El equipo se ha movido en transiciones rápidas, plantándose en tres o cuatro toques en el área rival. Han sido partidos de ida y vuelta, atractivos para el espectador. No extraña pues que el Mirandés haya sido el cuarto equipo más goleador (55) y el más goleado (59) de Segunda. Antonio Sánchez, con el que puede reencontrarse en el Mallorca, ha sido uno de los fijos de Iraola en el Mirandés.