El Real Mallorca hasó a mediodía de ayer, en el último momento, lo que parece una salida inminente de Vicente Moreno al Espanyol de Barcelona. El técnico valenciano y la entidad rojilla llegaron en la noche del jueves a un principio de acuerdo para rebajar aproximadamente a la mitad la cláusula de rescisión del contrato del entrenador, que asciende a un millón de euros. Pero el presidente de la entidad mallorquinista, Andy Kohlberg, ha frenado momentáneamente la operación al exigir a Promosport, agencia de representación de Moreno, una serie de condiciones que no han trascendido. Este es ya el único escollo para la salida de Moreno al Espanyol, club con el que ha llegado a un acuerdo para las tres próximas temporadas. Los catalanes pagarán ese medio millón para hacerse con los servicios de uno de los técnicos más cotizados en estos momentos. Esta traba es el motivo por el que, de momento, ni el Mallorca ha hecho oficial su salida ni el Espanyol su fichaje.

La indecisión de Moreno ha provocado un profundo malestar en la propiedad, como informó este diario el miércoles. El presidente Andy Kohlberg, que ayer emprendió viaje de regreso a Arizona, y el máximo accionista Robert Sarver, no entienden la postura del entrenador, que ha roto de forma unilateral un contrato que no expiraba hasta 2022. Si siguiera como entrenador del Mallorca, la relación ya estaba viciada. La confianza que ha existido hasta hace escasamente un mes ya no hubiera sido la misma, y la propiedad ha optado por facilitarle su salida para poner fin a la relación, aunque con una serie de exigencias que, ahora mismo, no parecen insalvables.

Moreno, que dejará el Mallorca tras tres temporadas en el cargo de entrenador, con dos ascensos y un descenso, ha repetido en este final de temporada la misma fórmula que la pasada. Pese a tener contrato en vigor, siempre ha tirado balones fuera cuando se le ha preguntado por su futuro. El pasado ejercicio consiguió ampliar su contrato hasta 2022 y en este, cansado de ser la cara y la voz del club, y por considerar que ha cumplido un ciclo en el Mallorca, ha preferido plantearse nuevos retos y dejar la isla para intentar devolver al Espanyol a Primera División.

Un año complicado

Moreno deja el Mallorca tras un año en el que ha tenido que lidiar hasta el pasado mes de enero con el destituido consejero delegado Maheta Molango. El choque entre ambos fue continuo, pese a que los dos huían de hacer públicas sus diferencias. El principal episodio que dejó constancia de sus diferentes puntos de vista se produjo en agosto del año pasado cuando, en la concentración de Benahavís, en Málaga, el segundo de Moreno, Dani Pendín, reclamó refuerzos que conocieran la Liga española. Esta petición tuvo una rápida respuesta de Molango, que recordó a Moreno y a Pendín que "los entrenadores se dedican a entrenar y nosotros a fichar". La respuesta de Moreno se produjo cada domingo en el terreno de juego, al dejar fuera del equipo titular, e incluso de la convocatoría, a la mayoría de los jugadores que habían puesto a su disposición, confiando básicamente la permanencia en los futbolistas que consiguieron el ascenso a la máxima categoría.

La propiedad tenía la intención de dejar cerrado el espinoso asunto de la salida de Moreno antes de que Kohlberg viajara a Estados Unidos. En la noche del jueves parecía todo hecho, pero en la mañana de ayer se torció la negociación por las nuevas condiciones impuestas por el Mallorca. A partir de ahora, y a falta de que se haga oficial la salida de Moreno, la entidad bermellona tiene la tarea de encontrar un entrenador que lidere el proyecto de la próxima temporada, que como dijo el presidente el pasado martes en rueda de prensa, tiene como principal objetivo, como dijo el presidente, de subir a Primera División.