"Moreno continúa siendo entrenador del Mallorca". Esta frase que repitió hasta la saciedad Pablo Ortells, director deportivo del club, en su comparecencia del martes, va mucho más allá de que el técnico tenga contrato hasta 2022. La indefinición de su futuroindefinición de su futuro tiene paralizado al club, que necesita despejar la incógnita de una vez para planificar su temporada en la Segunda División.

En la planta noble de Son Moix están molestos con la situación porque consideran que no están aprovechando el tiempo. El propio Ortells tiene claro que en la toma de decisiones respecto a la continuidad de algunos de los jugadores que militan en la actual plantilla, los que regresan de las cesiones y, por supuesto, el capítulo de fichajes, son asuntos fundamentales en los que debe participar el técnico. Y mientras no se aclare este tema no podrán avanzar en un momento clave del curso y con el inicio de la pretemporada a la vuelta de la esquina, fijada el 12 de agosto. Ortells, como ya deslizó ante los periodistas, quiere contar con la opinión directa del que va a dirigir a los futbolistas sobre el césped. Y hasta que no se vaya Moreno, no podrá llegar el sustituto.

Este estilo contrasta con el de la anterior dirección deportiva, que dirigía Javier Recio, ahora degradado a las órdenes del propio Ortells, y del consejero delegado despedido, Maheta Molango. Ellos consideraban que el club debía contratar y que el cuerpo técnico debía trabajar con los mimbres que le ponían sobre la mesa, con un resultado nefasto en la temporada que acaba de finalizar con el descenso a Segunda División.

En la propiedad no se entiende la postura de Moreno ya que considera que, si no quiere seguir en la isla, debería haber dado la solución sin que ello perjudicara el trabajo de la entidad. El trasfondo del espinoso asunto, que debe resolverse lo antes posible, reside en la cláusula de rescisión del todavía técnico bermellón, estipulada en un millón de euros. El tema está en quién paga esta cantidad, pero todo apunta a que el Mallorca no la va a perdonar, ya que su deseo sería que el de Massanassa respetara el acuerdo firmado hasta 2022.

El Espanyol parece el mejor colocado, aunque todavía no puede hacer oficial su fichaje "porque hay cosas que no controlamos", según dijo el martes el director deportivo del club catalán, Francisco Rufete. En este caso, si Moreno quiere salir deberá abonar al Mallorca ese millón de euros. Y en esas está el club, paralizado cuando debería estar trabajando a destajo.

Mercado

Antonio Sánchez, del Mirandés, Íñigo Ruiz de Galarreta, de Las Palmas, y Alex Alegría, del Extremadura, se despidieron ayer de los respectivos clubes en los que han estado cedidos esta temporada a través de las redes sociales y volverán a Mallorca para realizar la pretemporada con el primer equipo. El centrocampista mallorquín ha cuajado una gran temporada en Miranda, donde ha sido indiscutible y ha anotado cuatro goles. La evolución en sus dos cesiones han sido la esperadas y tiene muchas papeletas para tener su ansiada oportunidad en el primer equipo. Ruiz de Galarreta fichó por los bermellones el verano pasado, pero se quedó cedido en Gran Canaria toda la temporada, donde ha disputado 33 partidos con la camiseta amarilla. Su dilatada trayectoria en la categoría de plata le avalan como una buena opción para rellenar el centro del campo bermellón. Por último, Alegría se marchó cedido durante el pasado mercado de invierno, en busca de los minutos que no estaba teniendo en la isla. No tan solo recuperó el ritmo de juego, sino que marcó seis goles en 17 partidos, cifras anotadoras que no alcanzaba desde la temporada 2015/2016 con el Numancia en Segunda División.