La última jornada de esta atípica Liga nos ha brindado un Osasuna-Mallorca intrascendente por el resultado, dado el descenso del equipo de Moreno, pero que nos sirve para efectuar unas comparaciones en las que los isleños salen mal parados.

Dos equipos recién ascendidos frente a frente y que han acabado de forma muy diferente. Los navarros, en mitad de tabla, y los mallorquines de regreso a Segunda. Es evidente que uno ha hecho las cosas bien y el otro muy mal. Y no vamos a comparar al Mallorca con otro recién ascendido. el Granada, que se ha metido en Europa. Se ha notado la diferencia de rendimiento en la liga normal y en la de la nueva normalidad, en la que Moreno y sus hombres no han podido siquiera mantener el factor fortín de Son Moix.

La diferencia de límite salarial no lo explica todo. Si el Mallorca disponía de 30 millones, el Osasuna tenía 8 más y el Granada solo 5. Es evidente que en el Mallorca han fallado los responsables de los resultados deportivos, jugadores y técnicos. También los que confeccionaron la plantilla, aunque estos se excusarán pensando que lo que falló fue el que no supo gestionar el capital humano con que se contaba, y cuyos mejores representantes: Kubo, Baba, Budimir o Valjent, puede que no estén en el proyecto en Segunda. Una aventura bonita, sin final feliz.