A falta de que mañana eche por fin el telón la temporada 2019/20, el Mallorca ya trabaja en el nuevo escenario que se forjó el jueves tras certificarse el descenso a Segunda División. Con la más que probable marcha de Vicente Moreno, capitán del barco durante los últimos tres años, y a la espera de conocer al nuevo entrenador, son muchas las incógnitas que rodean al futuro de los jugadores.

El Mallorca tendrá que reinventarse de nuevo para formar una plantilla competitiva que pueda optar al ascenso. Ese debe ser el principal objetivo del club. En los próximos días, en los que se definirán las líneas maestras de la nueva temporada, son varios los futbolistas que abandonarán la entidad. A la obligada marcha de jugadores cedidos como Take Kubo, se les suma que otros como Xisco Campos, Marc Pedraza finalizan contrato este año y, salvo novedad de última hora, no seguirán en el club. Además, son muchos los futbolistas que, a pesar de tener contrato en vigor con el club, su mala campaña les ha puesto de lleno en el disparadero de salida.

Le espera mucho trabajo por delante al director deportivo Pablo Ortells en el capítulo de altas y bajas, ya que además tendrá que lidiar con la vuelta de hasta doce futbolistas que han jugado cedidos en otros destinos este curso. Stoichkov o Antonio Sánchez están llamados a ser futbolistas muy importantes en el nuevo Mallorca tras una temporada brillante en la que han destacado en el Alcorcón y en el Mirandés.

El Mallorca, si bien no contará con el presupuesto más alto de la categoría, sí será uno de los que económicamente esté mejor gracias a las ayudas de LaLiga por el descenso -aproximadamente 13 millones de euros-. La experiencia dicta que no por más fichar jugadores más caros se asegura el rendimiento en el campo, pero se debe notar a la hora de poder acceder a determinados perfiles de futbolistas por delante de otros conjuntos de la categoría.

Pese a los numerosos cambios que se avecinan, si en una posición las aguas parecen calmadas es bajo palos. Manolo Reina, uno de los mejores jugadores de esta temporada, tiene contrato con la entidad hasta junio de 2021 y, siendo uno de los capitanes, su presencia está prácticamente asegurada. Como suplente y en idéntica situación contractual está Miquel Parera, inédito esta campaña, pero que siempre ha contado con la confianza del cuerpo técnico.

La defensa, junto a la parcela ofensiva, es la línea que va a recibir más cambios. Los dos laterales titulares, Pozo y Lumor, regresan a sus equipos de origen y tan solo quedan en la recámara Joan Sastre y Joan SastreFran Gámez, con contrato hasta 2023 y 2022 respectivamente. Respecto a Martin Valjent -al que ya se le relacionó con el Valencia- y Antonio Raíllo, desde el club son muy conscientes que retenerles en la isla va a ser complicado. Ambos centrales han cuajado una buena temporada y contarán con ofertas para abandonar la disciplina bermellona, eso sí, siempre bajo previo pago de la cláusula de rescisión.

Marc Pedraza es, junto a Xisco Camposy que no ha renovado, por lo que abandonará el club tres años después de su llegada y con dos ascensos en el bolsillo. En el centro de campo, Dani Rodríguez, Salva Sevilla y Aleix Febas tienen asegurada su presencia. Idrissu Baba, que ha ido creciendo a pasos agigantados todo el año, es uno de los futbolistas con mejor cartel y, a pesar de su elevada cláusula de rescisión (45 millones de euros), es complicado que continúe un año más en el equipo. Josep Señé, que ha tenido un papel testimonial este año, deberá ganarse su puesto durante la pretemporada. Por su parte, Antonio Sánchez, titular indiscutible en un Mirandés semifinalista de Copa, vuelve con la idea de ser importante desde el inicio.

Con Salibur y Trajkovksi más fuera que dentro del club, el caso de Lago Junior entraña muchas dificultades. El costamarfileño, pieza clave en los dos ascensos, ha vivido una pesadilla esta temporada. Relegado al banquillo tras un año para olvidar, dependerá del nuevo entrenador que continúe en el equipo.

Quien puede haberse beneficiado del descenso es el jovencísimo Luka Romero. Tras su debut contra el Real Madrid y los más de dos meses de entrenamientos junto al primer equipo, puede coger más galones e importancia dentro del equipo en Segunda División, aunque un posible ascenso del filial a Segunda B también sería un buen destino para curtirse y ganar experiencia con los mayores.

Arriba, Abdón y Budimir parten con ventaja respecto al resto, aunque en el caso del delantero croata es complicado que permanezca en el equipo. Su buena temporada, con doce goles, le convierten en una pieza de gran valor y se le ha relacionado con fuerza con el Sevilla de Julen Lopetegui. El argentino Pablo Chavarría, al igual que muchos de los fracasados fichajes de este año, apenas ha participado y su continuidad en el equipo dependerá del entrenador y del director deportivo.

En cuanto al resto de cedidos que regresan a la entidad, Álex Alegría, Pablo Valcarce, Enzo Lombardo (lesionado de gravedad) Álex López y Zlatanovic formarán parte, en principio, de la primera plantilla. Un caso especial es de Íñigo Ruiz de Galarreta. Firmado en invierno en una operación poco entendible al necesitar reforzar otras posiciones el equipo, se le dejó cedido en Las Palmas. Importante en el conjunto canario, cabe esperar que cuente con oportunidades. Moyita, Pierre Cornud o Sergio Buenacasa tienen difícil su continuidad y el club les buscará acomodo en otro lugar.

El Mallorca debe aclimatarse cuanto antes a la nueva realidad y hacer frente a los problemas de contar con una plantilla superpoblada, con hasta treinta jugadores. La dificultad de negociar salidas y la incógnita sobre la inversión que realizará la propiedad marcarán la hoja de ruta. El lunes comienza de nuevo el reto del ascenso, pero para ello se tendrá que acertar en la planificación y no caer en los mismos errores que se cometieron hace siete años. Hay tiempo de sobra.