No habrá que esperar al último partido, ni hacer sufrir de más a los que tienen el corazón mallorquinista. El equipo de Moreno ha regresado a Segunda División una jornada antes del final y, para ser sinceros, lo ha hecho por méritos propios tras una temporada nefasta.

El Granada, paradójicamente un recién ascendido como el Mallorca, ha desnudado las debilidades de este equipo, que se centran en una defensa débil como pocas, empezando por los laterales, -tanto Pozo como Lumor- que le han llevado a ser el equipo más goleado de la categoría. A eso le sumamos que marcar un gol cuesta horrores, pese a que se tienen numerosas ocasiones durante los partidos, como el de ayer. Ayer ni adelantarse en el marcador sirvió a los locales para amarrar un resultado que le hubiera dado vida para la última jornada.

Ha sido un paso efímero por la categoría porque esta plantilla no tenía argumentos de calidad para competir en una Liga de tanta exigencia. No los tenía porque el club no se reforzó de la manera adecuada, o el técnico no supo sacarle el provecho a lo que se puso a su disposición y lo confió todo al bloque que hace un año estaba en Segunda y a parte del que hace dos estaba en Segunda B.

Llega la hora del balance y de pensar en un nuevo proyecto para volver a Primera lo antes posible. Y esta vez sin Vicente Moreno al frente.