Se acabó lo que se daba. La aventura del Mallorca en Primera ha durado una sola temporada. Las cábalas que hizo el equipo desde el domingo se fueron al traste desde el primer momento al no hacer los deberes. Tenía que ganar y esperar que no lo hicieran Alavés y Celta. Pero ya daba igual porque el 1-2 ante el Granada fue letal, la vigesimotercera derrota de la temporada. Perdiendo tantos partidos es imposible pensar en mantener la categoría. El equipo ha descendido por méritos propios y por las muchas limitaciones de una plantilla que no ha dado la talla. A los que han jugado no se les puede reprochar nada, pero sí a los muchos que no lo han hecho, por la desconfianza de Moreno y por una planificación nefasta liderada por uno que ya no está, Maheta Molango. El Mallorca fue, junto al Celta, el único que no cumplió porque el Alavés se impuso al Betis (1-2) y el Leganés en San Mamés (0-2). El Granada fue mejor, pero sin duda la noticia de la salida de Moreno ha perjudicado al equipo en el partido decisivo, o por lo menos, no ha ayudado.

Se las prometía muy felices el Mallorca cuando a los veinte minutos Cucho adelantaba a su equipo. Fue un golazo en un contragolpe de manual culminado por el colombiano. El Mallorca tenía el partido donde quería. Hasta ese momento poco había pasado en el terreno de juego y el único sobresalto llegó por el gol del Levante al Celta en Balaídos.

El equipo de Moreno, que muy probablemente dirigió ayer al Mallorca por última vez en el Visit Estadi tras conocerse esta semana sus intenciones de no continuar, pecó de conservador. Creyó que, como ante el Levante, le podría servir la mínima ventaja y con alguna contra intentar aumentar el marcador. Craso error. Y más ante un Granada que sabe a lo que juega con Diego Martínez, uno de los entrenadores revelación de la temporada, en el banquillo. Salvo un tirito de Kubo a la media hora que paró sin problemas el guardameta del conjunto andaluz, poco más hizo en ataque el Mallorca.

El Granada le puso una marcha más al partido y le hizo mucho daño a su rival. El empate estuvo a punto de llegar en el minuto 38 en lo que hubiera sido un autogol de Pozo, pero afortunadamente el balón se estrelló en el poste izquierdo de Reina. Definitivamente el Granada iba a por el empate. El Mallorca lo estaba pasando cada vez peor. Y el mazazo llegó en el minuto 45, todavía con seis por jugar, en un potente remate de Víctor Díaz tras despeje de Lumor y ante el que nada pudo hacer Reina. De ahí al final de la primera parte, un suplicio para el Mallorca, que pudo darse con un canto en los dientes por irse al descanso con empate. Porque su rival tuvo hasta tres claras ocasiones de adelantarse en el marcador.

Además de no poder con el Granada, los resultados en los otros campos tampoco acompañaban, aunque de nada servía estar pendiente de los rivales por la permanencia si eras incapaz de cumplir con tu obligación. El Celta igualó los dos goles del Levante y el Alavés ganaba en el campo del Betis. Todo eran malas noticias. Había que echar el resto en la segunda parte.

Y a punto estuvo de adelantarse de nuevo el Mallorca en un remate a bocajarro de Budimir a los tres minutos de la reanudación, pero se encontró con un Rui Silva espectacular. Diez minutos después fue Salva Sevilla el que la tuvo, pero su lanzamiento de falta se estrelló en el larguero. Y como que lo que va mal puede ir peor, diez minutos después Carlos Fernández puso el 1-2 en el marcador y acabar con las ya de por sí escasas opciones del Mallorca. Sedlar, que llevaba poco más de quince minutos en el campo al sustituir a un tocado Raíllo, dejó a su equipo con diez por una falta que Estrada Fernández consideró que era roja, cuando como mucho era amarilla. Ya daba igual. El Mallorca era incapaz de remontar con diez y con once.

El Mallorca jugará en Segunda la temporada que viene. Lo hará sin Moreno y sin muchos de los jugadores que compitieron ayer. Unos porque lo han hecho como cedidos y ni en broma jugarán en una categoría inferior, otros porque no han dado la talla y alguno más porque posiblemente reciban ofertas. Esta historia ha terminado de la peor manera, con una derrota, la vigesimotercera del curso. Este cuento se acabó.