El Mallorca deberá apelar a la épica para salvar la temporada. Tras abandonar sus obligaciones durante meses, se encuentra en una tesitura tan complicada que deberá conseguir en los próximos diez días lo que no ha sido capaz de lograr en todo el curso: ganar tres partidos seguidos en casa. Tras sumar la primera y holgada victoria ante el Celta (5-1), los hombres de Vicente Moreno recibirán al Levante mañana jueves para tratar de asegurarse la segunda. Y, para amarrar la tercera, deberán vencer a un buen Granada en la penúltima jornada liguera, el jueves 16. Su mejor racha en casa se remonta a octubre del año pasado, cuando ganó al Espanyol (2-0) y al Madrid (1-0) y empató ante Osasuna (2-2).

La esperanza hay que buscarla en el Visit Mallorca Estadi, pues fuera de la isla, donde solo ha cosechado cinco puntos, el Mallorca ha sido realmente negligente. De todos modos, al no depender de sí mismos, los bermellones también están obligados a ganar en una de sus visitas a domicilio, pues se hace difícil pensar que Celta, Eibar y Alavés se mantengan inmóviles en los cuatro partidos que les restan. El Sánchez Pizjuán se postula como una plaza de la que va a ser prácticamente imposible salir con vida, con un toro, el Sevilla, que no pierde desde el 9 de febrero (2-1 ante el Celta) y que está muy cerca de cerrar su clasificación para la Champions. Así, los baleares deberán encomendarse a su viaje a Pamplona, en la jornada de clausura, para rascarle tres puntos a un Osasuna con los deberes ya hechos.

Una salvación barata

Esta hipótesis dejaría al Mallorca con 38 puntos, suma que tan solo ha valido para mantener la categoría en cuatro ocasiones desde la temporada 1997/1998, cuando empezaron a competir veinte equipos en Primera: el Málaga (09/10) y el Celta (12/13), con 37 puntos, y el Granada (14/15) y el Leganés (16/17), con 35. Estas cuentas ya las hizo Moreno tras la derrota en San Mamés: "Tenemos que ganar los tres partidos en casa y sacar algo fuera. Si ganamos, las cuentas me salen", pronosticaba el de Massanassa. Sin ser descabellado su cálculo, los cuatro puntos logrados de los veintiún disputados tras la reanudación del campeonato, generan desconfianza a la hora de sumar, al menos, nueve de los próximos doce.

A muchos de los futbolistas bermellones les esperan los diez días más frenéticos de sus carreras. Sumado al vértigo que provoca verse al borde del abismo, las jornadas de descanso seguirán siendo las mismas a las que nos ha acostumbrado la nueva normalidad. Entre el partido ante el Levante y el del Sevilla dispondrán tan solo de setenta y dos horas y media de reposo, un poco menos que entre la visita al Pizjuán y recibir al Granada, cuando disfrutarán de cuatro días de preparación. Para afrontar la última jornada, presumiblemente clave en el devenir mallorquinista, volverán a tener solo tres días para descansar las piernas y gestionar los nervios, como el resto.

De entre sus rivales directos, el Alavés es el que a priori más difícil lo tiene. Pese a gozar de un colchón de seis puntos -en realidad siete al tener el golaverage particular ganado- le esperan cuatro partidos que atemorizarían al más bravo: el viernes podría sumar su sexta derrota consecutiva en el Alfredo di Stéfano, ante un Real Madrid lanzado a por el título. Si es capaz de aguantar el primer envite, a continuación le esperan el Getafe, que defenderá su clasificación a la Europa League; el Betis, prácticamente salvado, y el Barcelona, que apurará sus opciones al título.

Por mucho que las opciones de permanencia sigan presentes en una nube de números, cuentas, sensaciones y premoniciones, todo pasa por el futuro más inmediato. Si el Mallorca no es capaz de ganar su segundo partido consecutivo en casa ante el Levante dirá prácticamente adiós a sus ya de por sí escasas opciones de permanencia. Gran parte de las ilusiones de Moreno desaparecerían ya que nadie vería el equipo ganando los tres últimos partidos.