El Mallorca no tiene banquillo. Es una situación que desde el inicio de la Liga ha quedado patente en cada jornada y que se ha acentuado todavía más tras el parón de la competición y el fuerte ritmo de partidos cada pocos días. Este nuevo formato de Liga con cinco cambios por encuentro era una oportunidad para muchos jugadores de la plantilla que apenas habían pisado el verde hasta la fecha y, tras poco más de tres semanas de competición, ha quedado claro que no dan la talla.

Prácticamente todos los futbolistas del primer equipo, exceptuando a Miquel Parera como portero suplente o alguno de los canteranos que se han sumado al trabajo con la plantilla, han participado en los últimos siete encuentros. Algunos de los menos habituales como Trajkovski, Sedlar, Salibur, SedlarSaliburAbdón o Chavarría han gozado de más oportunidades en el último mes que durante el resto del año y no han aprovechado el momento, sino que han confirmado el motivo de su presencia en la banda o en la grada durante toda la temporada. No se trata del esfuerzo y compromiso que han aportado, sino en la apatía o falta de rebeldía por cambiar su situación dentro del equipo.

Si el trabajo de un futbolista es poner difícil las cosas al entrenador a la hora de elaborar el once en cada jornada, en el caso del Mallorca ha sido todo lo contrario y más bien se lo han facilitado, costando puntos en partidos como el del viernes ante el Atlético de Madrid. En el Wanda Metropolinato era el día para que Trajkovski, prácticamente inédito en la competición, y Sedlar dieran un golpe sobre la mesa, pero no fue el caso. El macedonio se olvidó de dónde estaba y perdió un balón que nunca se debe perder en área propia, ocasionando el segundo gol de los colchoneros, mientras que el central serbio regaló un doble penalti para firmar una primera parte para el olvido.

Lo que reclamó Dani Pendín, segundo de Moreno, en pretemporada se ha hecho ahora más que evidente. El gran grueso de los fichajes realizados no tienen nivel para Primera División. En defensa, dejando de lado la sangría en los laterales a causa de las lesiones, la baja de Raíllo o RaílloValjent supone un quebradero de cabeza para el equipo, ya que ni Xisco Campos.

En el centro del campo Baba, Salva Sevilla y Dani han acumulado minutos en detrimento de Pedraza, Señé o Febas, al que parece haberle afectado el salto de categoría. Al igual que el leridano, que es de los que más minutos han jugado este año, Lago Junior ha tenido que asumir el rol de suplente. El costamarfileño, uno de los veteranos dentro de la plantilla, es una sombra del jugador que fue la temporada pasada y exceptuando su tanto ante el Real Madrid, en esta Liga se le está recordando como el atacante con más penaltis realizados en un mismo año (3) desde 2006. Por su parte Salibur tampoco ha demostrado las credenciales con las que aterrizó en la isla en verano.

Budimir, solo en ataque

En la parte ofensiva tampoco se encuentra la excepción. Más allá de los goles de Budimir y la aportación a cuentagotas del Cucho Hernández, el panorama no varía ni un ápice. Ningún otro delantero -Abdón, Chavarría o Álex Alegría (cedido al Extremadura en enero)- han conseguido ver puerta, uno de los grandes males del equipo esta campaña.

A fin de cuentas, que el Mallorca esté donde está ahora mismo, asomado al abismo del descenso y sin margen de error no es solo culpa de los menos habituales, ni duda cabe. Pero la falta de competencia lastra a cualquier equipo, aunque seguir compitiendo y contar con opciones de permanencia empleando a apenas trece o catorce jugadores es un dato que habla del mérito que tiene el trabajo realizado por el cuerpo técnico.

Faltan cuatro jornadas y Vicente Moreno va a tener que seguir confiando en su guardia de confianza para intentar sacar adelante los partidos y lograr la permanencia. Cuesta imaginar que en las dos próximas semanas, en las que se decidirá el futuro del club, los suplentes vayan a hacer cambiar de idea al técnico sobre su papel en el equipo. Puede que ya no vuelvan a tener la oportunidad.