El mallorquinismo recibió anoche otro palo muchas horas después de la derrota ante el Real Madrid del miércoles. El triunfo del Eibar ante el Valencia (1-0) deja a los bermellones a seis puntos de la salvación, la mayor distancia en la que ha estado en lo que se lleva de temporada. Todo un mazazo a falta de siete jornadas para el final que minimiza, todavía más, el margen de error de los de Vicente Moreno.

El hecho de que el Mallorca solo haya sumado un punto de doce posibles tras el parón de la competición por la Covid-19 ha sido un contratiempo muy importante. Las derrotas ante el Barcelona (4-0), Villarreal (1-0) y frente a los blancos (2-0), más el decepcionante empate ante el Leganés (1-1), ha sido determinante para que las opciones de salvación disminuyan sustancialmente.

El escenario que se le presenta es terrorífico, pero con un guion fácil de determinar. Debe ganar un mínimo de cuatro partidos de los siete que quedan, y empatar alguno más, para tener opciones de salvación. Y el primer duelo no es de los que inviten al optimismo. Los rojillos visitan al Athletic de Bilbao en un partido que, tras el triunfo del Eibar, todavía ha elevado más su trascendencia. El Mallorca no puede perder e incluso el empate se antoja insuficiente frente a un adversario que presenta solvencia en casa. Los de Moreno recibirán el martes al Celta antes de volver a coger un avión para enfrentarse al Atlético de Madrid en el Wanda. Y el problema es que el calendario no se relaja, aunque el hecho de que algunos adversarios ya no se jueguen nada puede ayudar. El Levante viajará al Visit Mallorca, mientras que el siguiente rival será el Sevilla. Granada, en Palma, y Osasuna, en Pamplona, ambos con los deberes hechos, son los dos últimos encuentros. Solo se pueden ganar.