El Mallorca pagó muy caro su conservadurismo el miedo a perder, o a no ganar de Vicente Moreno, con un Vicente Morenoempate ante el colista Leganés que condena a ambos en las plazas de descenso y con muy pocas opciones de salvación. El técnico valenciano, más rácano que nunca, se dedicó a defender el gol de Salva Sevilla a los ocho minutos de juego. Ese fue su error. No ir a por el segundo y dejar fuera de combate a los madrileños. Se hacía difícil pensar que se pudiera lograr tanto haciendo tan poco. El gol de Salva Sevilla a los ocho minutos de juego, en un lanzamiento de falta en el que la barrera 'pepinera' dejó vendido a su guardameta Cuéllar, fue un espejismo para un Mallorca espeso como pocas veces. En el partido en el que se jugaba la vida, dio por bueno el gol del centrocampista andaluz, pensando que todo el trabajo estaba hecho. Pésima idea siempre, porque regalar el balón al rival, aunque sea el colista, nunca conduce a nada bueno, como se pudo comprobar al final. Salva Sevilla celebró su gol con el preparador de porteros, Fernando Maestro, quien posiblemente advirtiera durante la semana al capitán que la barrera siempre se levanta. Si el pasado martes el Mallorca no fue peor que el Villarreal y regresó de vacío, nadie se sorprendió que el Leganés puntuara en el Visit Estadi.

Vicente Moreno puso en liza a su equipo de gala, menos Sedlar por el sancionado Raíllo. Volvía Dani Rodríguez tras cumplir su partido de sanción, pero el gallego, que será rojillo hasta 2023, estuvo como sus compañeros, apático, desafortunado y sin ideas. La primera parte fue un suplicio. Los locales marcaron su gol y se echaron la siesta. El balón fue del Leganés la mayor parte del partido y gozó de claras ocasiones. Ninguna en la primera parte tan clara como la de Amadou, que estrelló el balón en el poste derecho de la portería de Reina. El equipo sigue sangrando por los laterales, un martirio para Moreno, que ha visto cómo los titulares se le han ido lesionando a lo largo de la temporada. Pozo hace lo que buenamente puede, pero no es defensa. Siempre rifa el balón, para desesperación de sus compañeros. Gámez tampoco es lateral, y menos izquierdo. Su entrega y actitud suplen en parte sus muchas carencias.

Si hubiera habido público en las gradas posiblemente se hubieran escuchado pitos. El Mallorca no tuvo el balón, y no se sabe si es porque no lo quiso o porque no pudo. O le pudo el pánico a no ganar. Lo cierto es que dejó todo el protagonismo a su rival. Y así se llegó al final de la primera parte. La mejor noticia para los locales, al margen del resultado, es que peor no se podía hacer en la segunda. Por lo tanto, era de esperar un cambio.

Pero lamentablemente no fue así. El guion fue el mismo, con el Mallorca a verlas venir y el Leganés apretando en busca del mal menor del empate. Nada claro lo debió ver Moreno porque a los siete minutos de este segundo periodo dio entrada a Xisco Campos por Dani Rodríguez, que acababa de ver la tarjeta amarilla. Estaba claro que la consigna era defender la mínima ventaja, cada vez más difícil porque el mallorquín Toni Amor no hacía más que dar entrada a delanteros. El riesgo era máximo. Los rojillos jugaban con fuego. El mensaje de Moreno era muy pobre para sus jugadores. Les venía a decir que no confiaba en aumentar la ventaja y que se dedicaran a defender el preciado botín

Lago y Abdón entraron a falta de veinte minutos por Cucho y Budimir, los dos pésimos, sin apenas protagonismo. El partido, si no lo estaba ya, se decantó del lado del Leganés, que fue con todo a por el empate. Y llegó en un saque de falta espectacular de Óscar Rodríguez a cuatro minutos del final. Mazazo para los rojillos, que en la jugada anterior ya pudo encajar. Lo evitó Reina, con un paradón a un remate a bocajarro de Guido.

Castigo merecido para un Mallorca ramplón, físicamente tocado y claramente inferior a su rival. Las posibilidades de salvación han disminuido de forma drástica tras este empate. La victoria era el único resultado posible, y más con el inminente calendario del equipo, con visitas consecutivas al Real Madrid y Athletic. Vicente Moreno, tantas veces clave en las victorias del Mallorca, tuvo uno de sus días más desafortunados. Conservador como pocas veces, ha dado alas al colista. Un golpe que va a ser muy difícil de superar.