Al Sevilla le bastaron tres golpetazos de Ocampos, Reges y Koundé para bajar de la nube al Getafe, acostumbrado en los últimos tiempos a recibir alabanzas a destajo y que se dio un trompazo en el Coliseum ante un equipo que le aplicó su misma medicina. El próximo domingo, a las 18.30 horas, visitará Son Moix con dudas por primera vez en mucho tiempo y tras jugar, tres días antes, el partido de Liga Europa ante el Ajax.

Ese fue el mérito de Julen Lopetegui. Cambió su estilo y se adaptó al contrario para superar a un grupo que se había hecho casi irreductible en su estadio. Hasta este domingo, sólo el Real Madrid y el Barcelona habían ganado en el campo del Getafe, que tenía serios argumentos para seguir con su racha triunfal frente al Sevilla.

Sin embargo, el conjunto andaluz ejerció de verdugo cuando todos tenían previsto que iba a ser la siguiente víctima. El equipo de Bordalás, que llegaba de asombrar con varias jornadas redondas y con una victoria histórica frente al Ajax (2-0) en la ida de los dieciseisavos de la Liga Europa, cayó desde muy arriba.

El técnico azulón perdió la partida desde el minuto uno. Tanto Lopetegui como Bordalás tenían a su cargo a un grupo de jugadores cansados por los partidos que disputaron en Liga Europa el pasado jueves. Cabía la posibilidad de dar descanso a algunos nombres. Pero, mientras Bordalás hizo tres cambios, Lopetegui solo hizo uno y obligado, el del lesionado Sergio Escudero por Sergio Reguilón.

El Getafe, sin Etxeita en el centro de la defensa, sin Jaime Mata arriba y, sobre todo, sin el uruguayo Arambarri, no carburó como en los partidos que ganó el último mes. Leganés (0-3), Betis (1-0), Athletic (0-2), Valencia (3-0) y Ajax (2-0), fueron cayendo uno a uno salvo la excepción del Barcelona, que sufrió para ganar 2-1 en el Camp Nou.

La salida de Arambarri provocó la entrada del nigeriano Etebo. Aunque el africano estuvo correcto, de momento no iguala los servicios del medio charrúa. Y, al final, ese cambio sería decisivo. Cuando el partido estaba igualado, al borde del descanso, cometió un fallo que provocó el primer tanto de Ocampos.

Esa fue la sentencia. Con toda la segunda parte, y por detrás en el marcador, el Getafe acusó las emociones de las últimas semanas y mostró una de sus debilidades: sufre cuando juega con el marcador en contra. Al revés, carbura a la perfección. Sabe aguantar con intensidad y matar al contragolpe. Pero cuando hay que generar, suenan las alarmas.

Y si además tu rival, como consiguió Lopetegui, se convierte en un clon de tu equipo, el destino estaba echado para el Getafe. Uno a uno, en la segunda parte, fueron llegando los goles de la sentencia y los aciertos de Fernando y de Koundé parecían escritos.

Después, en rueda de prensa, Bordalás se mostró poco satisfecho con la actuación arbitral, se preguntó si al Sevilla le iban a criticar su estilo igual que lo hacen con el Getafe cuando gana e incluso se lamentó del estado del césped de su propio estadio. Sus palabras tal vez fueron fruto de la sorpresa o de la rabia, porque Bordalás siempre es modélico en sus declaraciones. Tal vez no esperaba bajar de la nube de repente.