Cualquier otro equipo se hubiera llevado los tres puntos ayer del Benito Villamarín. No el Mallorca, que sangra por los laterales. La defensa es una auténtica verbena y así será muy difícil evitar el descenso. El Betis marcó tres goles y pudo conseguir alguno más si Reina y la fortuna no hubieran jugado a favor de los rojillos. Para desgracia del Mallorca, ni los penaltis señalados fueron dudosos. Más bien claros, tanto el de Koutris, en el inicio de una noche aciaga que acabó con su lesión, al arrollar a Fekir, y las manos de Gámez. Ni dos veces poniéndose por delante le basta a este Mallorca para ganar a domicilio. Faltó experiencia en las dos ventajas. Se echó en falta más interrupciones en forma de faltas. Demostrar al rival que si quería ganar le iba a costar horrores. Pero las ventajas duraron escasos minutos, lo que ayudó a crecer al Betis.

La parte positiva de este empate que, para desgracia rojilla, va a cambiar muy pocas cosas en cuanto a la clasificación, es el extraordinario partido de los tres delanteros. Cucho, Budimir y Kubo completaron un gran encuentro, lleno de acierto, entrega y actitud. No solo firmaron los tres goles rojillos, sino que participaron en todos ellos. Habrá que dar por bueno el empate, que pudo haber sido peor, pero da rabia no llevarse los tres puntos habiendo marcado tres goles a domicilio, lo nunca visto en este Mallorca de Moreno.