La era post Molango empieza con una victoria vital, vista la situación del Mallorca en la tabla. Un triunfo que hubiera tenido un valor superlativo, por aquello de igualar el golaverage con el Alavés, si el VAR no se hubiera encargado de desbaratar una de las mejores jugadas de los de Moreno, que acabó con el gol anulado a Dani Rodríguez. Hubo mano, sí, pero mucho antes del momento decisivo que acabó en la red y eso es una de las cosas que deberían revisarse, cuando se evalúe cómo está afectando el uso de la tecnología al fútbol.

Lo positivo, a lo que debe aferrarse el Mallorca, es la rotura de la mala racha de diez partidos sin ganar, tras haberse sobrepuesto a la adversidad de fallar un penalti. En ese debe, también hay otras cosas. Lo está que por fin se ha vuelto a mantener la portería a cero, gracias especialmente al trabajo impecable de Raíllo y Valjent. Las buenas maneras mostradas por uno de los únicos refuerzos de este mercado de invierno, Koutris. La confirmación de que el Cucho tiene la calidad que precisa un hombre gol, la misma que demuestra una y otra vez Kubo, pese a que Moreno le da menos protagonismo del que se merece. Más que un paso de gigante, se ha evitado caer en el abismo e insuflar vida. Y eso ya es mucho.