Se hacía difícil pensar que, en la agónica situación en la que se encuentra el equipo, en plazas de descenso y con muchas opciones de consumar el descenso a Segunda, los dirigentes del club no movieran ficha. Como igualmente resultaba extraño pensar que la principal víctima de la situación fuera el entrenador, que se limita a trabajar con las piezas que ponen a su disposición. Las que le han puesto Molango, de cuyo futuro saldremos de dudas más pronto que tarde.

El ya exconsejero delegado ha sido destituido por su pésimo liderazgo al frente del club. Como principal gestor de la entidad ha demostrado no saber manejar el bien más preciado de la entidad, la Primera División. Era de dominio público que con la base del equipo que ascendió a la máxima categoría no bastaría para mantenerse. Ya lo dijo Moreno el día de su renovación hasta 2022, en presencia de Molango: "En Primera es muy importante fichar bien".

Sin despreciar la realidad de que el Mallorca cuenta con el límite salarial más bajo de la categoría, lo cierto es que, aun con este hándicap, es difícil hacerlo peor. A la hora de fichar te puedes equivocar en uno, dos y hasta en tres jugadores, pero no diez de doce. Se supone, y su generoso salario así lo estipula, que estamos hablando de un superprofesional que sabe lo que se lleva entre manos. Pero, lamentablemente para el club, no ha sido así.

La salida de Molango conduce irremediablemente al nombre de Mateu Alemany, la persona en la que el mallorquinismo piensa para ocupar el cargo de consejero delegado. Triunfador en el Valencia, pese a su abrupta despedida al ser una víctima más de los tejemanejes del propietario, parece la persona más adecuada. En su día dijo que nunca más volvería al Mallorca, aunque eran otros tiempos, mucho más convulsos que los actuales. Sin Molango se abre una nueva etapa, una gran noticia para el Mallorca.