El Mallorca ha quedado eliminado de la Copa del Rey al perder por tres goles a uno en la Romareda ante un Real Zaragoza que le puso más ganas que su rival. La aventura copera de los rojillos ha llegado a su fin de la manera más triste, con un equipo plagado de suplentes que han desaprovechado una buena ocasión para intentar meterse alguna vez en el once titular. Tras lo visto ayer, sus opciones son mínimas y a la mayoría les espera un calvario hasta final de temporada.

Era una inmejorable oportunidad para los suplentes de demostrar a su entrenador de que puede confiar en ellos. El rival era un histórico como el Zaragoza, que aspira a retornar a Primera División, y el escenario, La Romareda, un estadio ideal para jugar a fútbol pese a que las gradas presentaban un aspecto desolador.

Por si le quedaba alguna duda, Moreno debe tener claro tras el esperpento de ayer de que puede contar con poco más de once jugadores. A falta de la llegada de algún refuerzo más, a ellos debe entregarse para conseguir el objetivo de la permanencia. Un par o a lo sumo tres de los futbolistas que estuvieron ayer en Zaragoza le sirven al técnico mallorquinista. El resto no tiene calidad, como perfectamente acreditaron.

Fue una oportunidad perdida para Pozo, que en su primer partido como titular después de disputar la última media hora ante el Valencia, cuajó una actuación decepcionante. En la primera parte tocó, mal contadas, tres pelotas; tampoco destacaron Pedraza, prácticamente inédito esta temporada, superado por un espectacular Baba; ni Trajkovski, en otro partido frustrante y que ha acabado, seguramente de forma definitiva, con la paciencia de Vicente Moreno, que le sustituyó por Chavarría a falta de media hora. El macedonio se movió como alma en pena sobre el terreno de juego, y cuando se hizo dueño del balón siempre optó por la peor opción. Solo Kubo, por su movilidad, y Abdón, porque fue el único que intentó poner a prueba a Ratón, guardameta del Zaragoza, se salvan de la quema de un partido para olvidar.

Tras una primera parte insulsa, todo se decidió en los primeros minutos de la segunda parte, concretamente en los ocho primeros, cuando el Mallorca encajó los dos goles que le costaron la eliminación. El primero llegó a los tres minutos de este segundo periodo cuando Álex Blanco batió a Fabricio de un zurdazo. Todo hay que decir que no encontró oposición alguna por parte de la defensa del Mallorca, sobre todo de un Baba Rahman desesperantemente lento, a quien Blanco dobló la cintura. Lumor, quién lo iba a decir, puede estar tranquilo.

Sin tiempo para recuperarse llegó el segundo de los maños, cinco minutos después, en una contra culminada por Puado. El partido y la eliminatoria estaba vista para sentencia porque pensar que los jugadores rojillos que estaban ayer sobre el terreno de juego pudieran darle la vuelta al marcador era de ilusos. No había nada a donde agarrarse. Y como que no hay dos sin tres, Linares marcó el tercero a quince minutos del final, en otra delirante actuación de la defensa rojilla. Febas, a cinco minutos del final, maquilló el resultado con un golazo en un remate en parábola que superó a Ratón. Triste consuelo a una nefasta actuación colectiva.

La Copa ya es historia para el Mallorca, que debe centrarse ahora en la Liga. Que el partido se disputara solo 50 horas después de la victoria sobre el Valencia no sirve de excusa, pese a que la decisión de la Federación de Rubiales haya sido un atropello en toda regla. No hubiera cambiado mucho de haberse jugado el partido el miércoles ya que Moreno también hubiera utilizado a los menos habituales.

Más que la eliminación, lo que más duele es la imagen ofrecida por unos jugadores que, a falta de minutos, se pensaba que iban a 'morir' en el terreno de juego. Era su oportunidad, conocedores de que, con la eliminación, sus apariciones van a ser a partir de ahora muy escasas para la mayoría de ellos. La respuesta de los suplentes ha cargado de razón a Moreno, que apenas ha contado con la gran mayoría de refuerzos de esta temporada, y una bofetada en todo el rostro del director deportivo Javier Recio.

En definitiva, una gran oportunidad perdida. Caer ante un Segunda es un fracaso, se mire como se mire. Toca pensar en la Liga y en la Real Sociedad.

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