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RCD Mallorca

El sueño frustrado de Claassen

El exdueño del Mallorca presentó hace ocho años un proyecto que tenía que convertir al club "en el tercero de España" en 2020

Utz Claassen presentó su proyecto el 22 de mayo de 2012. tooru shimada

"Debemos ser el tercer club de España en 2020 y jugar la Liga de Campeones debe ser la normalidad". Utz Claassen pronunció estas palabras durante la multitudinaria presentación de su proyecto 'Força Vermella 2020, un futuro posible para el Mallorca' celebrada en el Hotel Valparaiso de Palma hace ya ocho años. Era su plan personal, en el que había trabajado "diecisiete meses", según afirmaba, y del que no queda ni rastro. Ni él mismo, ya que no se le ha vuelto a ver en Son Moix desde que vendió sus títulos al grupo liderado por Robert Sarver en 2016.

El alemán, profesor de la Universidad de Hannover y empresario, aterrizó en la entidad en noviembre de 2010 para integrarse en un Consejo de Administración en el que ya figuraban Llorenç Serra Ferrer, Biel Cerdà y Pedro Terrasa, entre otros. Fue cuando Claassen era el tercer máximo accionista -llegó a ser el propietario-, cuando reunió a decenas de periodistas el 22 de mayo de 2012 para explicarles que su idea de 'Força Vermella 2020' iba muy en serio. Deportivamente el equipo estaba en Primera División -descendió la temporada siguiente-, aunque sus graves problemas económicos, iba a entrar de forma oficial días después en el Concurso de Acreedores, estaban sobre la mesa. Claassen destilaba ambición y mucha seguridad en cada una de sus comparecencias, una circunstancia que no tardó en despertar desconfianza en el seno del propio club y en un sector del mallorquinismo, que consideraba delirantes algunas de sus ideas.

Estaba convencido de que si se llevaba a cabo su proyecto, el Mallorca solo estaría por detrás del Real Madrid y Barcelona en España y que sería una potencia en Europa en este 2020 que acaba de empezar. Y aunque no quiso centrarse en detalles deportivos, Claassen indicó que sería fundamental para atraer más interés por el Mallorca contratar a futbolistas con caché internacional: "Fichar a una estrella española, alemana e inglesa".

Entre sus argumentos apostaba por el turismo como gran bastión para aumentar los beneficios, ya fuera con un mayor ingreso por taquilla en los partidos, a través de la mercadotecnia o mediante las plataformas de televisión de pago. "La marca 'Mallorca' tiene un enorme potencial y Palma, junto a Londres, es el lugar de Europa con más conexiones aéreas de forma directa. Solo en Europa ya hay 41 millones de aficionados que apoyan a clubes extranjeros", apuntó entonces. Además, se apresuró a dejar claro que en su idea de internacionalizar el club no pretendía restar identidad al mallorquinismo. Todo lo contrario. Y este ejemplo era recurrente en su discurso. "El Barcelona es un club universal y a la vez identitario porque no hay nada más catalán que el Barça", destacó.

No obstante, es evidente que sus sueños no se cumplieron. Las guerras internas en el Consejo, más allá del descenso a Segunda, pasaron a ser los protagonistas del día a día del club en una historia tan esperpéntica como triste. Y el 'Forza Vermella 2020' se quedó como un dossier de 68 páginas en los cajones de los periodistas. Eran los anhelos frustrados de Claassen.

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